Si la UNAM desapareciera... La riqueza oculta tras el conflicto

AutorClaudia Ramos

Hace 65 millones de años, un meteoro más grande que el Everest cayó en la península de Yucatán. La comunidad científica internacional cree que el impacto contribuyó a una extinción masiva de especies. Entre ellas los dinosaurios.

Corroborar esta hipótesis tendrá un costo inicial de 2 millones de dólares e implicará el esfuerzo conjunto de un importante grupo de científicos.

La mitad del costo será financiado por el International Continental Scientific Drilling Program. El monto restante lo aportarán el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Universidad Nacional Autónoma de México. El grupo de investigadores que encabezará el proyecto saldrá, también, de las aulas de la UNAM.

Como de ahí salieron igualmente los ingenieros que pusieron en marcha el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Instituto Federal Electoral, durante las elecciones federales de 1997.

Este programa permitió, por primera vez en la historia política del país, que el conteo de votos de una jornada electoral se diera a conocer de manera inmediata y fuera aceptado por todos los participantes sin cuestionamientos.

Estos ejemplos son apenas dos de los 2 mil 400 proyectos científicos y humanísticos que realizan más de 2 mil investigadores de la Universidad Nacional.

Proyectos de investigación que, en muchos casos, tienen aplicación inmediata en la sociedad. Como los estudios que se realizan con el Sismológico Nacional y que permiten diseñar estrategias para minimizar los daños por la actividad sísmica del país.

Estos proyectos y la sociedad que se beneficia de ellos se verían afectados si la UNAM cierra sus puertas. Sobre todo porque la mayoría de ellos necesita del resto de las investigaciones y de los servicios que presta la Universidad, para obtener resultados.

Por la cantidad de proyectos, ninguna institución en el país, pública o privada, tendría la capacidad de absorber el conjunto de actividades que desarrolla la UNAM.

La posibilidad de que la Universidad desaparezca, hecho que los propios universitarios consideran irrealizable, ha sido mencionada e incluso propuesta de manera pública desde hace un año, a raíz de la huelga estudiantil que clausuró las instalaciones por 10 meses.

Y si bien no hay un consenso para clausurar la Universidad, la permanencia del conflicto a un año de iniciado ha hecho patente la necesidad de reestructurar las tareas universitarias y replantear su futuro.

De llevarse a cabo, este replanteamiento tendrá su base en 90 años de quehacer científico, humanístico y cultural, que le ha permitido a la UNAM albergar en sus aulas y laboratorios más que alumnos y maestros.

Estos 90 años le han permitido albergar también miles de proyectos científicos y humanísticos, acervos históricos, recintos culturales y servicios nacionales que se perderán si la Universidad desaparece.

Tareas universitarias

Creada en 1910, a la UNAM se le encomendaron tres tareas: investigación, docencia y difusión de la cultura.

A nivel docencia, mantiene una población estudiantil de 270 mil alumnos al año en bachillerato, licenciatura y posgrado, lo que la convierte en la universidad más grande de América Latina.

Para realizar la primera tarea se crearon los subsistemas de la investigación científica y de la investigación humanística, que albergan 26 institutos y 13 centros.

Es a partir del trabajo que se realiza en estos institutos y centros que la UNAM proporciona servicios únicos al país como el Servicio Sismológico Nacional, el Observatorio Astronómico Nacional, el Centro de Cómputo, la investigación oceanográfica de la zona económica exclusiva y los documentos históricos que resguardan la Biblioteca y la Hemeroteca Nacionales.

En cuanto a la difusión de la cultura, ésta se realiza a través de 11 dependencias que incluyen museos, teatros, complejos culturales, Radio y TV UNAM, así como la Filmoteca.

CENTRO DE COMPUTO

Pionero en Internet

Pionera en el uso de correo electrónico e Internet, ha estado al servicio de centros de investigación, instituciones bancarias y medios de comunicación. En 1997, académicos e investigadores formados en sus laboratorios constituyeron una de las piezas fundamentales para el conteo rápido de los votos en el proceso electoral federal.

El Centro es operado por la Dirección General de Servicios de Cómputo Académico (DGSCA), que cuenta con 120 académicos e investigadores, 120 trabajadores administrativos y 300 becarios.

Anualmente eroga alrededor de un millón de dólares en el mantenimiento del equipo de cómputo, cuya adquisición tuvo un costo total de unos 80 millones de dólares.

La importancia del centro radica en su alto desarrollo tecnológico. La UNAM fue la primera institución a nivel nacional y en América Latina en instalar la primera computadora (Ia IBM 650, en 1958) y en desarrollar la tecnología para operar una de las primeras supercomputadoras que existieron a nivel mundial (1991).

También fue la primera institución a nivel nacional en contar con correo electrónico, en 1976, y en realizar la primera conexión vía satélite a Internet, en 1989. A partir de esa fecha y por la siguiente década, fue el único proveedor de este servicio. Contó entre sus usuarios al Banco de México, Televisa y Banamex. Actualmente tiene 100 mil usuarios, entre instituciones públicas y privadas. Para este año espera incrementar su servicio a 500 mil cuentas.

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