La última y nos vamos...

AutorErnesto Núñez

Dictaba el apotegma de Fidel Velázquez que definió el estilo priista de hacer política: "el que se mueve no sale en la foto". César Camacho (San Miguel Totocuitlapilco, Metepec, Estado de México, 1959) lo conoce muy bien.

Quizá por eso no se movió cuando, a punto de tomarse la foto oficial de la Asamblea Constituyente, vio llegar corriendo a la vicepresidenta de la Mesa Directiva, Clara Brugada (San Miguel Teotongo, Iztapalapa, Distrito Federal, 1963).

"Dejen que se siente en la primera fila", conminó el presidente de la Constituyente, Alejandro Encinas, que minutos antes ya había pedido reacomodar las sillas para abrirle un hueco a Bernardo Bátiz.

Todo Morena había llegado tarde a la foto. Unos, como Mayela Delgadillo, porque fueron a la manifestación contra el Gasolinazo en el Zócalo. Y otros, porque fueron a comer antes de la sesión citada a las 18:00 horas para expedir la Constitución.

Había que aprovechar la poca luz, por lo que el fotógrafo decidió empezar con los que estuvieran.

César Camacho, mexiquense formado en el Grupo Atlacomulco, no pudo -o no quiso- moverse ni un centímetro cuando llegó Brugada, enfundada en un vestido típico. Y sugirió a la de Morena irse a buscar un lugar al lado de Encinas... donde tampoco cabía.

Brugada, iztapalapense forjada en el Movimiento Urbano Popular, se dejó caer sobre la diputada del PES Aída Arregui, quien se paró para hacerle un huequito.

Sentada sobre la pierna izquierda de Camacho y la pierna derecha de Arregui, Brugada dibujó una enorme sonrisa frente a decenas de periodistas que, entre risas, retrataron el momento histórico: la culminación de los trabajos de la Asamblea Constituyente.

Pero en la foto hay sólo 93 diputados.

Acostumbrados a que las sesiones se citaban a una hora e iniciaban tres horas después, Alejandra Moreno Toscano y Gabriel Quadri, de Nueva Alianza, llegaron justo cuando todos se levantaban.

Terminada la foto, Encinas caminó hacia un grupo de reporteros y, ya relajado, explicó algunas claves que le permitieron pronunciar, al filo de las 16:03 horas de ese martes 31 de enero, la frase "tenemos Constitución".

Primero, bajar el umbral de votos necesarios para aprobar cada artículo, de 67 (dos terceras partes de toda la Asamblea), a 40 o 50 (dos terceras partes de los constituyentes presentes en las sesiones).

Luego, el método del "itacate": reservar asuntos polémicos, imposibles de resolver en el pleno o en Comisiones, para su discusión en la Mesa de Consulta.

Y, finalmente...

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