La última misión
| Autor | Daniel de la Fuente |
Los Casias no le temían a la muerte; hablaban de ella como el lugar a partir del cual ascenderían a los brazos de Dios.
John y Wanda estaban tan determinados a transmitir en carne viva su convicción en la Palabra Sagrada que más de una vez se les escuchó decir que, en momentos fatales, no aceptarían vivir de rodillas sobre la Tierra.
John, de 76 años, era el más expresivo. De estatura baja, muy robusto y con lentes de aumento, solía comentar hasta en el púlpito que si un día los Zetas, así decía, lo secuestraban, él tenía pacto con Wanda de no pagar un centavo.
Igual ella. Cuando alguno de los 10 hijos que tuvo con John le insistía en abandonar Nuevo León debido a la violencia, la mujer de 67 años, de mirada despierta y sentido del humor, decía: "¿Y qué hago con mi corazón que se queda en México?".
Sabían que no eran la excepción ante la delincuencia, por lo que en cualquier momento su garra les podría tocar, como sucedió el martes 31 de enero cuando al parecer unos sujetos saquearon su propiedad y les quitaron la vida, lo que causó que en el ámbito internacional se volviera a hablar de la inseguridad en México.
...Y en Nuevo León, de una nueva indignación.
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En su sitio de internet, que manejaba el pastor, John y Wanda hablan de su conversión religiosa como de un renacimiento. John se describe antes de este suceso como un "bravucón", atento al avance comunista en Amarillo, Texas, y de fuerte carácter al punto de traer una .38 en el bolsillo para dirimir diferencias.
Finalmente, en octubre de 1972 se integrarían a las filas de la Iglesia bautista.
Hacia los 80 en un viaje a México conocieron la comunidad de El Barrial, en un Santiago opuesto al de ahora y donde, como otros municipios aledaños, hay una histórica presencia de iglesias no católicas. Al llegar decidieron que aquel pueblo entonces florido, tranquilo y pequeño sería la sede para su nueva vida.
"Literalmente empezaron a dar su mensaje bajo un árbol", cuenta el pastor Juan Manuel Sifuentes, de la Iglesia Bautista Misionera Bethel y amigo cercano.
"Llegaron con toda la energía y el compromiso".
Shawn, el hijo menor de la pareja, recuerda que sus padres llegaron a una comunidad a la que pronto se adaptaron y en la que, para erigir un local decoroso, empezaron ellos mismos a poner bloque sobre bloque y a zarpear.
"Mis padres estaban emocionados con su nuevo objetivo: determinados", describe el joven y relata que su padre los trajo a México a bordo de una camper.
Antes, John se había...
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