En la última línea

AutorAlejandro León

Fotos: Edgar Medel

Ricardo Álvarez fuma cada que termina de abrir con pico y pala una tumba en el panteón San Nicolás Tolentino. Entre bocanadas, recuerda la vez que sepultó a sus papás -Margarita y Jesús-, cuando vio una imagen sobrenatural de un arlequín que se formó en uno de los sarcófagos o el día que unos pistoleros llegaron a balacear un sepulcro.

En los 42 años que lleva trabajando formalmente en este cementerio, ubicado en Iztapalapa, ahora suma una nueva vivencia: sepultar a víctimas del Covid-19.

En 1970 comenzó a ir al panteón a lavar las lápidas a cambio de propinas de uno o dos pesos, cuando apenas tenía 12 años. Tiene 65 y ya es sepulturero. Cree que la muerte es voluntad de Dios y al inicio de la pandemia no creía que un virus pudiera ser tan letal, como se decía. Se convenció cuando comenzó a contabilizar los cadáveres que llegaban camposanto.

La cuadrilla solía excavar de 10 a 15 fosas en un día y ahora... hasta 35. Lo hace con un cubrebocas de tela que le regalaron y que lava a diario. Sólo unos cuantos alcanzan a colocarse overoles de protección más completos.

"Se juntan los servicios", reconoce, "apenas estamos acabando un servicio cuando ya tenemos uno, dos o tres esperando".

Unos 45 minutos toma dejar lista una tumba de 1.70 metros de profundidad por 95 centímetros de ancho. La demanda hizo que a la plantilla regular de empleados se sumaran los llamados "auxiliares", quienes no reciben sueldo y sólo viven de las propinas. Además, el panteón tuvo que extender su horario de servicio.

El temor aumenta proporcionalmente al trabajo, sobre todo cuando falta el agua.

"Tenemos unas bodeguitas que les llamamos ranchitos, ahí es donde nos cambiamos. Si se puede, se baña uno, si no... hay veces que escasea el agua, entonces, nada más una lavada. Ya llegando a casa se cambia uno la ropa", explica.

Desafortunadamente, califica, es un trabajo que no puede detenerse.

"Hay que hacer ese servicio para la gente... con la preocupación y con la pena".

Óscar Palacios es el encargado de los crematorios en el mismo panteón. Para él, el nuevo coronavirus es como una guerra. En el primer frente de batalla están los doctores, las...

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