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| Autor | Enrique Acevedo Quintana |
MURAL / México
MÉXICO.- Sobre el buró de la cama, guardados en la biblioteca, apilados en el escritorio de la oficina o quizá hasta en el baño, se encuentran los libros que ocupan los ratos libres de los aspirantes a contender por la Presidencia en el 2006. Las historias de lobos, caudillos y emperadores que les hicieron vibrar durante su infancia han sido reemplazadas por los textos de los grandes autores y las biografías de las personalidades que han cambiado el rumbo del acontecer mundial.
Así, mientras que el gobernador priista Arturo Montiel, del Estado de México, disfruta de la lectura de Las grandes biografías de hombres ilustres, de Emil Ludwig, el senador panista Carlos Media Plascencia prefiere El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, y el perredista Cuauhtémoc Cárdenas, ex jefe del GDF, opta por Los apuntes que escribió su padre, el ex presidente Lázaro Cárdenas.
Y mientras el ex secretario de Energía, Felipe Calderón, lee Vivir para contarla, de García Márquez, el ex titular de la SRE Jorge Castañeda hace lo propio con El paraíso en la otra esquina, de Mario Vargas Llosa; y el gobernador Manuel Angel Núñez Soto, de Hidalgo, con El diario íntimo, de Soren Kierkegaard; su homólogo zacatecano Ricardo Monreal con Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, y el presidente del CEN del PRI, Roberto Madrazo, con Crimen y castigo, de Fedor Dostoievski.
De los gustos literarios de los presidenciales fue posible saber, a través de un cuestionario común, cuyas respuestas enseguida se reproducen, y que también fue entregado al secretario de Gobernación, Santiago Creel, al jefe del Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, y al gobernador Miguel Alemán, de Veracruz. Al cierre de esta edición no se han recibido sus respuestas.
Quien sí respondió oportunamente fue la señora Marta Sahagún, pero se omiten sus respuestas en virtud de la declinación pública que hiciera sobre sus aspiraciones presidenciales.
¿Cuál es el primer libro que recuerda haber leído?
- Francisco Barrio Terrazas
No puedo decir con absoluta seguridad cuál fue el primero. De mi infancia recuerdo varios títulos de Salgari, una colección que se llama El libro de oro de los niños y que leí en la casa de unos vecinos. Recuerdo igual una serie de obras clásicas adaptadas en una versión breve para niños, que compraba mi madre para iniciarme en la lectura.
- Felipe Calderón Hinojosa
El corsario negro, de Emilio Salgari.
- Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano
¿El primero, primero? Quién sabe. Una de mis primeras lecturas, que recuerdo bien, fue una biografía ilustrada para niños de José de San Martín, de la editorial Billiken, de Argentina, uno de nuestros héroes latinoamericanos que además de luchar y lograr la independencia de su patria y de otras naciones hermanas, llevó una vida de acrisolada actitud y honradez.
- Jorge G. Castañeda
Creo que fue un relato histórico de la batalla de Waterloo, de la derrota de Napoleón. Yo tenía entre siete u ocho años, me lo regaló mi papá. Era un libro color rosa, de pasta dura, donde contaba la primera derrota, el exilio en la Isla Elba, el regreso y los 100 días, el vuelo del águila y la llegada a Bélgica; la espera para que llegara Luger, que no llegó, y la derrota, por Wellington. Me provocó entonces un enorme gusto por la lectura de la historia, no como historiador, sino como lector. Hasta la fecha sigo leyendo libros de historia, ya un poco más sofisticados.
- Roberto Madrazo Pintado
Recuerdo una colección que me obsequiaron mis padres siendo...
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