Turismo lunamielero: Romance en Los Cabos

AutorIvett Rangel

REFORMA

Un hombre con sombrero de charro montado en un caballo blanco galopa a la orilla del mar al atardecer, dirigiéndose hacia una pareja que disfruta de una cena con alfombra de arena e iluminación de velas y antorchas.

"Un ángel me dio esto para usted", dice el jinete al entregar una caja de olinalá que esconde las próximas emociones.

La mujer abre el obsequio, el hombre se hinca y hace la propuesta de matrimonio, y el jinete recita un poema de amor. La emoción se desborda en lágrimas, y los futuros esposos brindan con tequila por el porvenir.

Pareciera una escena de película, pero no es así. Esto sucedió hace no más de un mes en Las Ventanas al Paraíso, donde Marissa Woods, al estilo de un hada madrina contemporánea, ayuda a los príncipes a conquistar los corazones de las cenicientas.

Ella planea cada detalle para tener las noches, y también los días, más románticos en Los Cabos, Baja California.

"Mi misión es crear recuerdos únicos y maravillosos que duren para siempre visualizando la experiencia romántica perfecta", dice la directora de romance del resort.

Por eso, la historia de amor no concluyó con el brindis. Un camino de pétalos de rosas y velas los llevaría hasta su habitación, decorada también en rojo y luz.

El poema de amor recitado en la playa escrito en caligrafía antigua en un papiro, la chimenea encendida y la tina preparada para un baño de burbujas.

Un kimono y un sarong, bordados a mano con motivos mexicanos, y la esencia de la Reina del Desierto (una flor blanca que crece una vez por año en el desierto californiano) harían que la noche fuera inolvidable.

"La habitación era sorpresa para ambos. Aquí podemos organizar cualquier cosa que el huésped desee, aun lo que no se imagina. Basta con ser creativo y coordinar los recursos románticos, y no dar negativas, sino opciones", comenta Woods.

Paseos en yates, carruajes antiguos, motocicletas Harley Davison o minicoopers convertibles, picnics a la luz de la luna, masajes en una terraza bajo las estrellas, Ipods con la música especial de ambos, películas románticas, poemas bajo la almohada, un menú afrodisiaco, desayunos en la cama, rosas rojas por doquier, un guitarrista o un pianista para acompañar la cena... Todo es posible con unos pases mágicos previamente planeados y la ayuda de amas de llaves, masajistas y mayordomos, entre muchos otros.

"Eso es muy importante, no se puede hacer planes de último momento", dice la directora, quien además se apoya por completo en el...

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