Turbio negocio en tribunas

Édgar Luna Cruz

CIUDAD DE MÉXICO, abril 15 (EL UNIVERSAL).- Sí, es verdad. Los vendedores de los estadios en la Ciudad de México no tienen trabajo debido a la suspensión del torneo por la epidemia de Covid-19 que atacó al país.

Pero cuando hay actividad, ésta se caracteriza por estar llena de corrupción, arreglos debajo de la mesa, que van desde las empresas que otorgan licencias o venden producto, hasta los jóvenes de apenas 12 años de edad que no deberían tener permiso para trabajar.

Todo inicia cuando los vendedores van a las bodegas a pedir el producto que es entregado a concesión: "Algunos llegan y le dicen al bodeguero, '¿cuánto quieres por hacerte de la vista gorda, y dejarme vender al precio que yo quiera?' Algunos dicen que sí, otros se niegan, pero son más los que aceptan", relata un comerciante del Estadio Azteca que pidió el anonimato.

El negocio fuerte es en la venta de cerveza. "Un encargado de bodega tiene a su cargo 10 o 15 grupos de vendedores de una zona del estadio. Cada grupo le ofrece, digamos cinco mil pesos al bodeguero para que les deje vender la cerveza al precio que sea... Imagínate si cada grupo le da mínimo cinco mil pesos... ¿cuánto le saca?".

Y no se ha acabado eso de rellenar los vasos de cervezas con agua o con lo que se derrama. "A los que castigaron por lo que se publicó en EL UNIVERSAL Deportes, los...

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