Trump y la circunstancia global

AutorArturo Oropeza García

El problema de Estados Unidos no es México. Sus padecimientos económicos, políticos y sociales, cualesquiera que se le reconozcan, no pueden atribuirse a su cercanía con un país más pequeño que a lo largo de su historia lo único que ha hecho, en muchas ocasiones por la fuerza, es dotarlo de enormes recursos geográficos, materiales y humanos, que han contribuido a su desarrollo y a su riqueza. Su problema, por el contrario, obedece a temas estructurales que ya eran denunciados desde finales del siglo pasado por diversos autores (Kennedy, Huntington, Hobsbawm...) los cuales alertaban de una problemática que podía desembocar en lo que hoy representa la Presidencia de Donald Trump (caos político) y el descontento de alguna parte del pueblo americano (enojo social).

El bufido de Trump ("Hagamos de nuevo de Estados Unidos un gran país") evoca la nostalgia de una hegemonía dominante del siglo XX que ya concluyó. Que invoca a la nación triunfadora del fin de la historia de 1989. Al Estados Unidos señor de los caminos que emergió como resultado de la primera y segunda guerras mundiales, en la plenitud de una era occidental del Atlántico donde el país americano llegó a detentar a mediados del siglo pasado más del 40 po ciento de la riqueza y de la producción industrial del mundo.

Ese poder omnímodo se ha ido, y no volverá más. El arribo de una nueva era del Pacífico, a través del inevitable ascenso económico de países de Asia del Este encabezados por China, no permitirá el regreso de una era occidental liderada por el país norteamericano, como se vivió en el último siglo, ya que como apunta Mahbubani: "La exitosa reanudación del desarrollo de las sociedades asiáticas dará origen a un nuevo discurso entre Oriente y Occidente".

La frustración imperial de Trump, que desahoga de manera irresponsable con México, es un sentimiento que no es nuevo y que se ha ido acumulando desde los 70, a base de una larga cadena de errores que tuvieron sus primeros antecedentes en el declinamiento económico, registrado no sólo por Estados Unidos, sino por la mayoría de las naciones europeas, cuando de manera apresurada decidieron emigrar de la manufactura a una sociedad postindustrial que se presentaba por Daniel Bell como la siguiente estación del paraíso occidental.

En Estados Unidos, de manera particular, los primeros avisos se dieron desde 1971, cuando registró su primer quebranto comercial, el cual después de cerca de cuatro décadas sigue sin resolver. De igual modo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR