Trovan sobre la Ciudad

AutorDiana Gutiérrez

Con 26 años de edad, el cabello hecho rastas y un proyecto de música electrónica, César Joyner imparte clases de composición por las mañanas y dedica las noches a ensayar el náhuatl con su trío de son huasteco.

Nacido en el DF, Joyner toca tanto jarana como las teclas de su laptop para desplegar sonidos digitales.

"Desde hace cinco años toco huapango. Es una pasión, pues una vez que conocí la Huasteca ya no pude separarme de ella. Allá los músicos reproducen lo que desde chavitos oyeron, nosotros sólo interpretamos", dice Joyner quien junto con su hermano Mauricio y Héctor Pérez conforma el grupo Nostalgia Huasteca.

Comprendida por Tamaulipas, San Luis Potosí, Querétaro, Hidalgo, Puebla y Veracruz, la Huasteca ha extendido su influencia al DF, configurando "la huasteca chilanguense".

"El devenir de este siglo trajo una nueva generación de compositores de son huasteco, su difusión a través de discos, libros y otros medios, así como la celebración de festivales y concursos de baile", explica el investigador y músico Eduardo Bustos.

A principios de los 90, Bustos y Rolando Hernández "Quecho" comenzaron el taller de violín huasteco en la Casa de la Música Mexicana.

Casi diez años después, los discípulos forman sus propios tríos y algunos ya enseñan a la próxima generación de huapangueros del DF.

Ninguno rebasa los 30 años y además de interpretar sones tradicionales como La malagueña, La azucena y El caimán, los trovadores integran a su versería temas como el Internet y las nuevas tecnologías, la contaminación y el tráfico vehicular.

"Los condimentos del huapango chilango provienen de lo que comemos: en la mañana nos echamos una torta de tamal, para comer nos basta un hot dog con chile y de cena unos whiskeys", comenta Joyner.

Pero tal apropiación del género entre los jóvenes no pudo haber ocurrido sin la mediación de bandas de rock que "popularizaron" el son huasteco: Café Tacuba, Molotov y Maldita Vecindad, entre otros.

"Legitimaron esa música que para nosotros hasta entonces era como de 'viejitos'", apunta.

En la sierra, los músicos "se enseñan" a tocar los instrumentos del trío: violín, jarana o guitarra quinta. En el DF hay cursos para aprender a versar, danzar e instrumentar.

"Allá son flores de campo, nosotros somos de invernadero. Allá se encuentran algunas rosas preciosas en el camino, acá nos cultivan para lucir en algún museo", expresa el guitarrista Héctor Pérez.

Es el caso del taller de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR