De la tristeza al gozo gitano

AutorFrancisco Morales V.

GUANAJUATO.- Las bodas y los funerales gitanos tienen un elemento en común que los hermana bajo el signo de la fiesta: en ambos se ríe y se llora por igual.

Ya lo decía Goran Bregovic, autoproclamado gitano por tradición y convicción, durante su visita a Guanajuato en 2013: "Yo vengo de un lugar en donde la tradición dicta ir a beber y comer después de los funerales, y luego escuchar música, incluso gozosa".

"En mi funeral espero alegría y que me toquen música feliz", decía entonces, sin saber, claro, que muchos años después, en el escenario del Festival Internacional Cervantino (FIC), su banda tocaría música gozosa en su ausencia.

No se trató de una muerte, pero la noticia enlutó a los cientos de seguidores suyos que peregrinaron a Guanajuato para verlo: días antes de su concierto, un accidente en motocicleta le rompió la clavícula al rockstar internacional de la música balcánica.

Incondicionales, no obstante, los amantes de esa atronadora sensación en el pecho que genera la sección de metales de una banda balcánica acudieron a la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas, ante el anuncio de que, contrario a todo pronóstico, la fiesta no se cancelaba.

Ayer, la Orquesta de Bodas y Funerales de Goran Bregovic -nombre por demás apropiado- no dejaría a Guanajuato sin desgañitarse con un buen baile gitano.

De nuevo, la tristeza y la risa convivieron en el mismo espacio cuando, al mero inicio del concierto, se proyectó un video de Bregovic, atípicamente cabizbajo y con el brazo en un cabestrillo.

"Tenía muchas ganas de celebrar el 50 aniversario del Cervantino, pero la vida decidió otra cosa", lamentó, y del público reunido se escuchó un suspiro colectivo.

Inmediatamente, con la sonrisa de un tahúr que sabe que tiene la partida ganada, reveló sus mejores cartas: "No se preocupen, están en buenas manos. Mi Orquesta de Bodas y Funerales es probablemente la mejor banda de metales balcánicos y han tocado mi música por años. Una vez que comience la fiesta, ni se van a dar cuenta de que no estoy ahí".

Como esperando un pistoletazo inicial, de entre el público de las gradas, de un lado y del otro, emergieron los músicos de la sección de metales, el alma gitana de la agrupación.

Los delicadas y melancólicas notas de "Tale VII", del álbum Tales and Songs from Weddings and Funerals, parecieron llorar la ausencia del líder, mientras los músicos, blandiendo sus trompetas...

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