Trilogía purépecha

AutorSergio Zepeda de Alba

Fotos: Aggi Garduño

Enviados

URUAPAN, Michoacán.- Huyen de las ciudades y pasean. Las familias morelianas y los turistas norteamericanos que llegan cada verano a este estado aprovechan para visitar tres sitios obligados que se encuentran a menos de dos horas de Uruapan.

Un parque, un lago y un volcán forman parte de los atractivos turísticos de la región purépecha, repleta de paisajes que imponen.

Un lago

A orillas del lago de Zirahuén, cuyo nombre significa "espejo de los dioses", a sólo 45 minutos de la ciudad las familias conviven. Los automóviles con placas de Jalisco, Michoacán y hasta el Estado de México llegan poco a poco a la zona. Un Audi, una Suburban plateada, luego un Jetta. En Zirahuén Forest and Resort, en la sección alpina del lago, los viajeros vuelan con la ayuda de una tirolesa que cruza el cuerpo de agua de colores cambiantes. Para llegar hasta ella, se puede cruzar el lago a bordo de lanchas o rodearlo por un camino adoquinado.

Desde kayak hasta ciclismo de montaña, de cabalgata a paseos elevados entre las copas de los árboles, el largo resulta ideal para una escapada de fin de semana o para hacer una breve parada en viajes más largos por la región purépecha.

Un parque

Por aquí se dice que el río habla, que su nombre purépecha evoca un rumor de agua, que el Cupatitzio canta. Quizá sea por el golpeteo de su cauce contra las rocas, o por el suave resonar de sus cascadas, pero lo cierto es que el río que cruza el Parque Nacional Barranca del Cupatitzio atrae a miles de personas cada año.

Este parque, uno de los más antiguos del país, fue establecido en 1938 por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, quien decretó que se construyera a la usanza de los paseos europeos.

Quizá por eso caminar por las calzadas de roca se sienta un poco como sumergirse en el siglo 19, aunque de inmediato lo desmientan a uno los vendedores de recuerditos que aparecen a lo largo del camino.

A Harry y Jill Leuenberger, canadienses de 55 años, no les importó viajar las dos horas y media entre el parque y su casa de verano, en Zihuatanejo, para conocer este lugar repleto de pinos, ahuehuetes y encinos, y adornado hasta con 28 especies de orquídeas. Sonríen mientras observan los colores turquesa del estanque donde, según la leyenda, el diablo se tropezó y su rodilla quedó marcada.

Luego siguen su camino hacia la multitud de fuentes y caídas artificiales que cubren las 19 hectáreas de recorrido empedrado, el resto son 349 hectáreas de bosque a tan sólo...

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