Tres templos, una ruta

AutorIvett Rangel

Enviada

SIEM REAP, Camboya.- "¿Y cuál les gustó más?", pregunta Soeng luego de recorrer en dos días los templos importantes de la Ciudad Perdida de Angkor, hoy Parque Arqueológico Angkor.

"Ya conocieron los cuatro más representativos", asegura el guía.

Tras pensar unos minutos, el silencio se rompe con opiniones diversas que buscan convencer al resto de que su elección es la mejor.

Angkor Wat merecía mención aparte, coincide el grupo, pero elegir un favorito entre el resto resulta bastante difícil.

Los rostros de Angkor Thom parecen seguir con su mirada a los visitantes... Los árboles de Ta Prohm crean paisajes surrealistas... Y los detalles de Banteay Srei logran atrapar la atención de cualquiera.

Cada templo tiene magia propia, comentan, y justo por eso no puede haber comparaciones; además, en los dos primeros se profesaba el budismo, y en el otro, el hinduismo.

La belleza de cada uno está precisamente en las características que los distinguen entre ellos.

Una oración entre miradas

Jeilui parece esconderse en una de las torres de Bayon, dentro del templo de Angkor Thom, pero esta mujer de 40 años espera en realidad una persona despistada a quien ofrecerle una vara de incienso para orar a Buda.

Entre señas, gestos y un precario inglés, explica que la vara debe sujetarse entre las manos extendidas y hacer tres reverencias mientras se pide una vida llena de buena fortuna.

Después Jeilui pregunta tu nombre y tu nacionalidad antes de darte las gracias por el dólar que donaste y te dirá adiós.

Con un "oc cun so sabay", o como parece sonar el "muchas gracias" en jemer (idioma de Camboya), te despides también.

Esto ocurre en Bayon, corazón de Angkor Thom, que atrae a cientos de visitantes por sus torres cubiertas de rostros. Ahora se conservan 37 de las 54 torres que representaban el número de provincias en el Siglo 12.

En cada torre hay cuatro rostros con expresión de felicidad; unos con ojos abiertos, otros cerrados.

Hay una excepción: un rostro serio en todo el lugar. Los guías suponen que cada torre hablaba de la situación en la provincia, y aquella con el gesto adusto se debía a los problemas en el sitio representado.

La naturaleza vs. la fe

En el templo de Ta Prohm se libra una batalla eterna entre el poder de los árboles y el de las rocas.

Las raíces crecen por doquier, simulando pitones decididos a asfixiar al edificio.

La arquitectura lucha por mantenerse de pie, aunque no siempre con éxito. En ciertas áreas, los árboles han vencido...

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