Tres rutas: Playa, montaña y pueblito

AutorAnaline Cedillo

TEXTO Y FOTOS: ANALINE CEDILLO

ENVIADA

HUATULCO, Oaxaca.- A este destino de la costa oaxaqueña le sobran espacios apacibles de arenas doradas, rinconcitos ideales para lunamieleros, postales naturales que encaran al Pacífico, probaditas de mole, mezcal, café y otros sabores típicos de la región.

Como un Centro Integralmente Planeado por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), el destino destaca por su aspecto impoluto, sus plantas de tratamiento de aguas y el Parque Nacional Huatulco, donde se protegen arrecifes coralinos.

Para explorarlo y disfrutar sus contrastes, proponemos tres alternativas.

POR SUS BAHÍAS

Apenas se aterriza en el pequeño aeropuerto de Huatulco, cuando varios operadores turísticos se acercan a los viajeros para convencerlos de participar en la excursión más clásica del destino: el tour de las bahías.

No importa cuántas veces se haya hecho, subirse a un yate o una lancha en el embarcadero de Santa María Huatulco -a donde también llegan los cruceros- siempre es una oportunidad para encontrarse con tortugas marinas en su hábitat natural o ballenas jorobadas, en invierno.

Asolearse en alguna de las playas desiertas de las nueve bahías, como la de Cacaluta; comer mariscos frescos bajo una palapa o hacer esnorquel y maravillarse ante los arrecifes de coral y cardúmenes, frente a la playa La Entrega, son las claves del itinerario.

El agua es cristalina y tiene una temperatura promedio de 28 grados centígrados, tan refrescante que no se antoja salir del mar.

También se puede practicar esnorquel en la Bahía de San Agustín o en la Bahía Chacahua, parte del Parque Nacional Huatulco, abierta al ecoturismo con actividades como avistamiento de aves y campamentos.

A SACIAR ANTOJOS

En el corazón de Huatulco está La Crucecita, centro del destino, donde es obligado conocer los talleres de telares y visitar los comercios de artesanías para obtener probaditas de la gastronomía regional.

Se encuentra a unos 10 minutos en auto de la zona hotelera y a unos 15 de la Bahía de Conejos, donde hay otro hotel de lujo y hacia donde se expande Huatulco.

Los visitantes se detienen en el templo, famoso por su techo decorado con un mural de la Virgen de Guadalupe. Mide aproximadamente 30 metros y presume ser el más grande del mundo.

Luego, hay que buscar pequeños mercados y dejarse querer: los dependientes sacarán caballitos y enseñarán a los visitantes a catar mezcales -con sal de gusano y naranja recién partida-; entre trago y trago llegan...

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