Tres museos una ciudad

AutorAndrea Rodríguez

Los canales, las coffee shops, los stroopwafels (galletas tipo waffles) y las bicis no son todo en Ámsterdam. La capital de los Países Bajos también tiene museos que, por sí solos, ameritan tomar un avión para recorrerlos. Con propuestas definidas, que de otra manera sería difícil conocer, estos tres inmuebles, ubicados en sólo dos kilómetros de distancia, reciben millones de visitantes al año, lo que acredita su enorme valor histórico y cultural.

EL HISTÓRICO: CASA DE ANA FRANK

Los inmuebles destinados a conservar la memoria histórica en relación a episodios críticos siempre dejan sin habla y éste no es la excepción.

Recordar cómo iniciaron las restricciones contra los judíos, la persecución de la que fueron víctimas y la realidad que se vivió en los campos de concentración, pareciera que ya es mucho.

Este lugar carga con algo extra: permite visitar el anexo secreto de la casa en la que vivieron Ana Frank, su familia y otras siete personas, por dos años, hasta que fueron descubiertos.

Escuchar la madera crujir y pensar en cómo ellos evitaban hacer ruido, cruzar el falso librero que daba al escondite, ver originales de los escritos del famoso diario y conocer más de este episodio es algo que se tiene que vivir una vez en la vida.

La clave: la audioguía es gratuita y útil para tener contexto.

El dato: en 2017 fue visitado por un millón 266 mil 966 personas.

Dirección: Prinsengracht 263-267. Entrada por Westermarkt 20.

Costo: 10.50 euros

EL INFALTABLE: MUSEO VAN GOGH

¿Cuántas veces visitas un museo que exhibe un cuadro de Van Gogh y descubres que la gente enloquece frente a él?

Ahora, imagínate un museo enfocado en él: en qué lo inspiró, qué colores o técnicas usaba, en las cartas que escribía o recibía, pero, sobre todo, en toda su obra pictórica -breve, pero intensa- desde "Los Comedores de Patatas" (1885) hasta las piezas que hizo antes de suicidarse.

Al visitante lo reciben una serie de autorretratos; una sala que por sí sola hace que la visita sea excepcional. Caer presa de su mirada, apreciar sus rasgos físicos o relacionar su apariencia con su vida personal son reacciones obligadas.

Súmale a lo anterior que verás obras famosísimas: "Los Girasoles" (1889), "El Dormitorio en Arlés" (1888) y "Almendro en Flor" (1890).

Además, saldrás con una visión renovada de su obra, por ejemplo, tras ver con un microscopio la textura de su arte.

La clave: incluye tiempo para escuchar los audios de sus cartas; así lo entenderás mejor.

El dato: su nieto...

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