Tres generaciones avivando el horno

AutorMaría Luisa Medellín

Al entrar a esta casa huele a canela, a vainilla, a manzana, al cálido aroma de diciembre que escapa desde la cocina.

En diciembre, el horno casi siempre está encendido, avivado por las tres generaciones de mujeres de la familia Cantú Treviño.

Las manos de doña Victoria Treviño de Cantú; las de sus hijas Malena, Victoria y Lucía; y las de sus nietas, Cristina, Mariana, Victoria y Daniela, preparan con el mismo esmero la cena o comida de Noche Buena, que los buñuelos y gomitas para las posadas y las galletas y brownies para obsequiar entre las amistades.

A principios del mes comenzó el ir y venir al supermercado y a los comercios de materias primas para surtir los productos que más utilizan en esta época: azúcar, chocolate, harina, polvo para hornear, canela, manzana, mantequilla y papel parafinado.

"Hacemos tantas galletas, chiclosos y pays de manzana para obsequiar a la familia y a los amigos, que a veces nos preguntan si son para vender", ríe doña Vicky, sentada en el mullido sofá, junto a un Nacimiento de hermosas piezas españolas.

Afable, de cabello castaño corto, cara redonda y piel blanca, platica que la cocina de su domicilio en la colonia Jerónimo Siller se convierte en centro de convivencia durante buena parte de diciembre.

"Nos encanta esta temporada", agrega y dirige la mirada hacia sus hijas y nietas, que le devuelven una sonrisa. "Disfrutamos mucho platicar y reírnos mientras cocinamos".

Lucía Cantú de Elizondo, una de las hijas, bajita y de cabello lacio a los hombros, recuerda que desde pequeñas solían ayudarle a su mamá, y que sus hermanos Napoleón y Guillermo se unían cuando preparaban los chiclosos.

"Es que se necesita mucha fuerza para estirar la mezcla después de cocerla, para que quede suavecita, porque se vacía en una mesa, bien caliente, y luego se va cortando y envolviendo en cuadritos de papel parafinado", detalla y en broma pregunta a las demás, reunidas en la sala, si ellos no se molestarán por revelarlo.

"Claro que no", responde Malena, alta y delgada, "ya de grandes se comían todo lo que hacíamos, aunque lo escondiéramos cuando era para regalar. Una vez teníamos unos brownies de papel maché, de adorno, y Guillermo los metió al micro y hasta entonces se dio cuenta que no eran reales, porque quedaron súper duros", relata entre las risas de las Cantú.

Lucía dice que son ahora sus hijos: Bernardo, de 7 años, y Gabriel, de 5, quienes ponen el toque final a las casitas de galleta que elabora, pues colocan las mentas y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR