Tres culturas iluminadas

AutorIvett Rangel

Enviada

IZAMAL, Yucatán.- "Porque a mí me gusta la vida tranquila", dice don Luciano Canto justificando el por qué no se ha ido de Izamal como el resto de sus familiares.

Y es que así, de esa manera tan sencilla, puede describirse la personalidad de este antiguo centro ceremonial maya y hoy la ciudad más antigua de Yucatán.

Don Luciano se dedica, desde hace 40 años, al "ir y venir" de este lugar, es decir a transportar a locales y visitantes en su calesa de madera de 1900 tirada por Rocolindo, el caballo que le compró a un matrimonio alemán.

Fundado por los itzáes, este pueblo debe su nombre a un personaje de origen mítico y singular sabiduría asumido como instructor, maestro y sacerdote de los mayas llamado Itzamná o Zamná, "el rocío que desciende del cielo".

Así, por 50 pesos don Luciano lleva a conocer los puntos obligados de Izamal: la esquina del venado, llamada así por la escultura que la decora; la vieja estación de trenes, hoy estación de policía y la estructura piramidal Kinich Kak Moo, la cual puede visitarse de las 8:00 a las 17:00 horas.

De hecho, a Izamal se le conoce como "La Ciudad de los Cerros" por las siete pirámides que había a la llegada de los españoles, hoy sólo se conservan dos. El resto de ellas sirvió como base para construir la ciudad actual.

Luego de 25 minutos, el paseo en calesa concluye donde empezó: a un costado del Convento de San Antonio de Padua (1549), el corazón arquitectónico de la ciudad.

En el segundo atrio cerrado más grande del mundo, sólo después de San Pedro en El Vaticano, se puede constatar la razón por la que a Izamal también le llaman "La Ciudad de las Tres Culturas". Desde aquí se contempla claramente un pasado prehispánico, un periodo colonial y una ciudad moderna.

El convento, por ejemplo, se construyó sobre el basamento de una pirámide y con las piedras de otros edificios mayas. Las columnas hablan por sí solas, basta prestar atención.

Y además se encuentra aquí la Virgen de Izamal, reina y patrona de Yucatán, cuya vida es la historia misma del pueblo.

Fray Diego de Landa, fundador del convento, ordena dos vírgenes idénticas a Guatemala, una para la familia que las pagó y otra para el recinto religioso.

Considerada milagrosa, la Virgen -previa solicitud de préstamo- viaja a diversas comunidades a combatir sequías, pestes o cualquier otro problema. Hay placas por todas partes, en especial en las construcciones que flanquean la Plaza Principal y la Plaza 5 de Mayo, con los datos que rezan...

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