'Tres años sin aulas'

AutorJorge Ricardo

CHILAPA, Gro.- Quejas, denuncias, felicitaciones, reproches, incumplimientos. Todo le llega, todo lo oye el Presidente Andrés Manuel Lopez Obrador, quien acostumbra a decir que no hay ningún negocio que se haga abajo que no sepa arriba. Y la mala suerte para todos es que, si parece que nada se mueve abajo de su gobierno, es porque él no ha tenido tiempo para dar la orden de que se mueva.

Ahí están los alumnos de Enfermería de la Universidad para el Bienestar Benito Juárez de Tixtla, esperando desde 2019 que les construyan la escuela. No tienen maestros, no tienen prácticas, ni siquiera un terreno, y esperan al Presidente a un lado de la carretera y en el Conalep de Chilapa, donde da un discurso.

López Obrador presume 145 universidades, culpa al modelo neoliberal porque le cerró la puerta a los estudiantes, porque los estigmatizó como ninis, que ni estudian ni trabajan. Pero ahí, parado sobre el estribo de la Suburban negra, tiene que aceptar que los mil 733 alumnos de la universidad de Tixtla no tienen salones, ni maestros, ni prácticas.

"Hemos tenido que pagar 25 pesos por alumno para que nos presten una casa donde estudiar una semana, pero así no se puede", se queja Naidely Díaz, de bata blanca, lentes. Una cartulina sobre su cabeza: "¡Tres años sin sede!".

Que se destituya a Raquel Sosa, coordinadora de esas universidades, dicen otras cartulinas. Por déspota, porque cuando llegó a Tixtla les gritó que en vez de quejarse deberían estar agradecidos. Y también el director, Abel Hernández, porque los amenaza con darlos de baja si siguen protestando.

"¡Andrés Manuel, escucha: Tixtla está en la lucha!", corean. Y el Presidente les promete: "La semana que entra viene la maestra Raquel Sosa para que se obtenga el terreno y se construya la universidad".

Bajo el domo de las canchas de basquetbol del Conalep han colocado una caja forrada como una urna. "Oficio peticiones Chilapa", dice. "Es para que se le entreguen directamente a Obrador", anuncia el Servidor de la Nación.

Paula Calvario Merino, una mujer nahua que jala a un niño, pide que se le condonen los 60 mil pesos de deuda en la Caja Popular de Chilapa. Su esposo, José

Abundio Bolaños, sacó en abril 80 mil, se compró una camioneta para transportar láminas y al mes, el 29 de mayo, lo secuestraron, lo mataron, lo quemaron. "Encontramos la camioneta quemada, todavía no se sabe qué pasó con su cuerpo".

Cresencio Epitacio Secundino, dirigente de la Alianza Democrática de Pueblo Indios, mete a la...

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