Trencitas de amor

AutorMaría Luisa Medellín

En esta pequeña oficina hay una gran caja de cartón con el símbolo de un corazón unido a una trenza, que representa el amor de quienes donan su cabello para que otras niñas o mujeres con cáncer puedan volver a tenerlo, en una peluca natural.

Cada trencita se guarda ahí en una bolsa perfectamente sellada, con los datos de la donante en su interior.

Pequeñas desde 5 ó 6 años llegan de la mano de su mamá para entregar ese obsequio tan personal, con el deseo de hacer más llevadera la vida de quienes padecen la enfermedad.

Luego el material se envía a la sede del programa Trencitas de Amor, que fue lanzado tras conocer el diagnóstico de cáncer de Michelle, que cimbró a sus compañeros y maestros, y los motivó a ponerse en acción.

La pequeña, de apenas 8 años en ese junio del 2008, ha sido su emblema e inspiración.

Meses antes, en la Escuela Americana de Tampico se ideaba un proyecto de sensibilización en valores, dirigido a los alumnos de primaria a preparatoria, y una de las profesoras sugirió colaborar con Locks of Love, agrupación estadounidense en la que ella era voluntaria, y donde se recolecta cabello para pelucas que donan a personas con cáncer o alopecia.

Así lo hicieron, pero al intentar obtener una peluca para Michelle, anticipándose a la pérdida de su cabellera luego de las quimioterapias, no fue posible, porque la asociación únicamente presta servicio en Estados Unidos.

"Entonces, una de las maestras organizó una campaña de donación de cabello para la niña en el plantel; se le manufacturó su peluca y así inició Trencitas de Amor", cuenta con voz clara y pausada Perla Beatriz Zamora González, actual coordinadora del programa.

Esta profesora de 36 años relata que, desgraciadamente, Michelle falleció el 10 de enero del 2010, pero sigue siendo el alma de esta iniciativa que, gracias a las redes sociales, cuenta ya con otros centros de acopio de cabello en Monterrey, Baja California, la Ciudad de México, Costa Rica, Guatemala y Estados Unidos.

"Cuando mi hija enfermó", narra poco después Juan Carlos Barroso, padre de la pequeña, "estaba por terminar el ciclo escolar, pero al siguiente, todos en la escuela recibieron a Michelle con una gorra puesta en señal de solidaridad, organizaron una fiesta y la acompañaron en su proceso. Hubo un cambio de actitud respecto al cáncer".

Juan Carlos, quien sigue colaborando en Trencitas de Amor, recuerda la gran sonrisa de su hija al entregarle su peluca.

"Sentía que recuperaba una parte de ella y quería...

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