Del tren al bus

AutorBenito Jiménez

Ante la limitación de viajar en el lomo del tren, miles de migrantes intentan ahora llegar a la frontera norte en autobuses.

La Ciudad de México atraviesa por un boom de extranjeros indocumentados que buscan cómo llegar a la frontera con Estados Unidos, sin ser extorsionados por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) o detenidos por la Guardia Nacional.

Frustrados por la parálisis de trenes, los migrantes barajan opciones.

La vía por carretera fue obligada. Pero esta ruta sólo es para quienes poseen documentos emitidos por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar)... y dinero.

Aquí los venezolanos están en jaque.

Jorge y su familia tuvieron que unirse al campamento que se instaló en el camellón de la calle Hospital Benito Juárez, a un costado de la Terminal Central de Autobuses del Norte, en espera de reunir dinero necesario para viajar a Monterrey, Nuevo León, como enésima escala.

El sudamericano ya sumó cuatro días en la Ciudad de México, pero se agotó su dinero. El tren al norte era su salvación.

"Estamos pidiendo en las esquinas, a veces hacemos unos mandados, pero la gente se molesta, no nos dan trabajo, así estamos, a la deriva.

"Llegué con los pies destrozados de las caminatas esperando encontrar ayuda en la Comar, se habló de transporte gratuito para Monterrey, pero todo fue falso. No tenemos papeles como los haitianos, esos documentos con los que pueden viajar, tenemos miedo de que nos deporten", dice el migrante.

Las empresas de autobuses exigen una identificación o documento oficial del país para viajar.

"Nos dicen que hay camiones afuera de la central que nos cobran hasta en 800 pesos la corrida, pero que no se hacen responsables si nos bajan los de Migración, o sea, es dinero tirado a la basura", se queja la esposa de Jorge.

Por esta situación, en el cruce de Hospital Benito Juárez y Norte 1-F, entre el humo de las fritangas y los camiones, los venezolanos se unieron al campamento de alrededor de diez casas de campaña, y otras de lámina y cartón, en espera de destrabar esos factores.

"Esto va a estallar, se va a llenar de hermanos si no nos dejan avanzar", advierte uno, cargando cubetas con agua.

Lavan su ropa con el líquido que les facilitan los taxistas de la terminal de camiones.

También solicitan comida a las loncherías o taquerías que pululan en la zona.

"Lo que sobre, papi, por el amor de Dios", les dicen a los taqueros sudorosos.

"Nos dan papas quemadas y nopales", señala Julio, otro venezolano.

"O 25...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR