Trate de combatir la desesperanza

AutorGeorgina Montalvo y Natalia Vitela

¿No ha vivido de cerca ninguno de los hechos violentos de los últimos meses pero se siente ansioso, desesperanzado e incluso teme por su propia seguridad y la de su familia?

Si su respuesta es afirmativa, quizá sea parte de quienes sufren estrés disruptivo, un estado similar al que experimentan los habitantes de países en guerra. Esta condición origina desesperación y, en algunos casos, depresión.

"La población está cada vez más temerosa, la invade un sentimiento de incertidumbre y desesperanza porque percibe que la violencia aumenta cada día", afirma Sergio Sánchez Pintado, presidente de la Asociación Mexicana de Estrés, Trauma y Desastre.

El concepto "estrés disruptivo" fue acuñado por un grupo de expertos encabezado por Mordechai Benyakar, psiquiatra argentino que vivió de cerca el drama cotidiano de la guerra en Israel y que ahora preside la sección de Estrés, Trauma e Intervención en Desastres de la Asociación Mundial de Psiquiatría.

Según Benyakar, las personas se ven indefensas porque dejan de sentirse protegidas por las instituciones sociales. Sánchez Pintado considera que actualmente se vive una situación de desastre más compleja que la provocada por un fenómeno de origen natural.

"Cuando el desastre tiene origen natural, la afectación psicológica, aunque traumática, es menor que cuando es causado por el hombre. En el primer caso, la gente piensa que es 'cosa de la naturaleza' o 'de Dios', la recuperación es más sencilla; en el segundo, los trastornos son más graves porque la sociedad atribuye la catástrofe a la maldad humana".

Aun de lejos, afecta

A pesar de que la violencia no alcanza directamente a todos, puede generarse un estrés colectivo.

"Las personas pueden verse afectadas con el simple hecho de ver, a través de los medios de comunicación, actos de violencia, aunque hay unas más susceptibles que otras", explica Sánchez Pintado.

Con mayor razón les impacta a quienes fueron víctimas directas, a sus familiares y amigos, e incluso a paramédicos que atienden a los agredidos y a autoridades que investigan los casos.

De hecho, Benyakar distingue entre "víctimas" y "damnificados". Los primeros son los directamente afectados, y los segundos, quienes son testigos directos e indirectos de la tragedia.

Entre los "damnificados", la primera actitud suele ser el reclamo, la desesperación y la búsqueda de que se responsabilice y castigue a los culpables, porque les parece que de ese modo el problema se soluciona.

De acuerdo con el...

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