Trasladan la periferia al centro

AutorJoaquín Barriendos Rodríguez

Desde la década de los 90, tanto la curaduría como las prácticas museográficas comenzaron a reflejar el conjunto de cambios políticos y sociales que los conceptos de multiculturalismo y diversidad habían arrojado sobre la conflictiva relación que mantenían los centros hegemónicos de poder cultural frente a las periferias poscoloniales. Estas iniciativas de inclusión política del patrimonio cultural global habían surgido en el seno de los sistemas centrales bajo la presión generada por una evidente incoherencia entre el discurso político de equidad, democracia e integración sostenido por el "primer mundo" y por una realidad de dependencia económica de las periferias, la cual se manifestaba principalmente a través del paternalismo cultural y de la cooptación diplomática del desarrollo de las culturas "dependientes".

El reconocimiento de una identidad poscolonial incompleta y poco autodeterminada marcó desde entonces las políticas de participación dentro del ámbito de la cultura global a través de la reconciliación de los grupos culturales minoritarios dentro de las sociedades centrales. Este proceso fue, por llamarlo de alguna manera, el de la irrupción de las estéticas de lo subalterno en la escena central del multiculturalismo.

En muy poco tiempo, la geografía del arte contemporáneo y el mercado de la estética internacionales pasaron de ser excluyentes y centralizados a ser omnívoramente abarcadores. Por todos lados aparecieron bienales, ferias, coloquios y exhibiciones, todas explícitamente multiculturales, en las que artistas magrebíes, sudsaharianos, sudasiáticos, centroasiáticos, sudamericanos, centroamericanos, chicanos, esteeuropeos o de (aparentemente) cualquier otro lugar del planeta, parecen convivir armoniosamente con los artistas norteamericanos y centroeuropeos. Vertiginosamente, por lo tanto, el mainstream trasegó su limitado territorio y se puso a la búsqueda de la periferia. La alteridad, lo exótico y lo diverso, en una palabra, lo otro, como en los viejos tiempos del expansionismo colonial, suscitaron el interés de los museos, de las galerías, de las macroexposiciones y de las ferias comerciales del arte contemporáneo.

La escenificación de lo multicultural se convirtió, en un abrir y cerrar de ojos, en la materia prima de toda exhibición internacional. Occidente estaba ávido de alteridad y ante su llamado, como ha señalado el crítico Iván de la Nuez, las culturas emergentes respondieron muy bien, en todos los niveles, con...

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