Trascienden fronteras

AutorIsrael Sánchez

Cuando Anaís e Ivana Bueno eran tan sólo unas niñas y hacían sus primeros pas de chat en Córdoba, Veracruz, no imaginaban lo alto que lograrían darlos.

Lo que para las hermanas comenzó como un pasatiempo vespertino en la Academia de Danza Fomento Artístico Cordobés, detonó una pasión que las ha impulsado a escalar y afianzar posiciones en dos de las compañías más importantes del mundo: el Joffrey Ballet, en Chicago, y el English National Ballet, en Londres.

Sus carreras se trazan en paralelo, con triunfos en el Concurso Nacional de Ballet Infantil y Juvenil, y becas obtenidas a los 14 años que les permitieron formarse en el extranjero: Ivana, hoy de 20 años, en Mónaco; Anaís, de 31 años de edad, en el Stuttgart Ballet.

Tras 8 años en Alemania, 4 de escuela y 4 más bailando en la compañía que la formó, Anaís decidió audicionar para el Boston Ballet, donde permaneció un año. Finalmente, arribó al Joffrey, donde desde hace 7 años ostenta el título de ser la primera y única bailarina mexicana entre sus filas.

En octubre pasado tuvo su primer protagónico con la puesta Jane Eyre.

"Fue como un sueño; todas las niñas al empezar el ballet es a lo que aspiramos: el poder llegar a representar el papel protagónico en una compañía como el Joffrey, conocida mundialmente, en un teatro también muy famoso -el Auditorium Theatre, en Chicago-. La verdad sigo un poquito en las nubes.

"Lo disfruté muchísimo, y es uno de los premios que empiezas a ganar después de todo el trabajo que ha habido detrás, desde muy chiquita. Ahora es cuando empiezan a llegar los triunfos. Me siento orgullosa y muy contenta", comparte en entrevista telefónica Anaís, la mayor de tres hermanas.

Ivana, la más chica del trío, se integró el año pasado al English National Ballet -donde el tapatío Isaac Hernández es primer bailarín-, luego de concluir su formación en la Academia Princess Grace, y habiendo atraído la atención de Tamara Rojo, directora artística de la compañía británica.

"En mi penúltimo año de formación, la directora del English National Ballet fue a la escuela en Mónaco. Yo estaba haciendo mi clase diaria, practicando, y se interesó en mí", recuerda.

Dar el salto de la academia al ámbito profesional fue un proceso duro, que a Ivana le pareció igual a sus primeros y difíciles días en Mónaco, tan lejos de casa y, de alguna manera, sola.

"Hubo un momento en que yo estaba: 'No, ya me quiero regresar', pero hablé con Anaís y ella me dijo que no, que es muy normal, que me...

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