Tras la magia del circo

AutorJessica Castañeda

Parece que el Sol no termina de esconderse en el lecho del Río Santa Catarina, pues no hacomenzado a anochecer cuando ya 15 mil luces están encendidas para que la estrella de la noche, el Circo Tihany, comience su función.

Sólo hace falta dar un paso fuera del auto para reconocer que este no es cualquier circo: no huele a animales, no hay tierra en los zapatos; tiene aire acondicionado y sillas tan cómodas que se pueden pasar las dos horas que dura el show como si nada.

¡Y las caras de la gente! Ellas hablan por cualquiera que se atreva a describir la magia de pasar el umbral que va de la rígida cotidianidad de una ciudad industrial, al embeleso de una noche dentro de la carpa rosa.

Los portazos comienzan casi una hora antes de la función, nadie quiere llegar tarde y no encontrar boleto.

Todos los días se agotan las 2 mil 500 localidades, acomodadas en un semicírculo desde donde se puede ver a detalle toda la función, realizada no en las pistas circulares de costumbre, sino en un escenario tipo Las Vegas.

En ningún otro lado existe una dulcería-bar como la del Circo Tihany, cuando menos en ningún otro espectáculo circense, desde el piso de madera preciosa y alfombra roja, hasta la cantidad de productos que se pueden encontrar y la luz del ambiente.

El mundo nómada creado por el húngaro Franz Czeisler Tihany, hace ya 50 años, puede aparecer en cualquier ciudad en tres días y desvanecerse, cuando llegue su tiempo, en sólo 18 horas.

Al entrar no se puede más que comerse con los ojos todo lo que se encuentra al paso.

"Este espectáculo sólo se puede ver en Las Vegas o Montecarlo, sólo que ellos son fijos, y nosotros somos móviles", afirma Richard Massone, director del circo y el mago, quien aparece en el escenario montado en un Rolls Royce 52 que, dicen, utilizó Winston Churchill en una gira que realizó por Los Angeles, y que luego fue adquirido por Tihany en una subasta.

Así como las tortugas, los 150 miembros actuales de la familia Tihany han cargado con ellos sus casas, algunos hasta con sus familias, al recorrer desde Alaska hasta la Patagonia con su espectáculo.

"Es una gran familia. Tenemos una lista de cumpleaños, los festejamos y cuando nace un niño hay baby showers", dice Massone, quien tiene 30 años de ser mago y en el escenario desaparece una moto con todo y piloto en sólo tres segundos.

De Inglaterra, Brasil, Rusia, Argentina, Colombia, Perú, Mongolia, Armenia, Malasia, Francia, México y otros 18 países más, son los "hijos" del...

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