Tras el eco de su grito

AutorIvett Rangel

Fotos: Adrián Ruiz

Enviados

OSLO, Noruega.- Tenemos un día para conocer Oslo y hemos decidido dejarnos llevar por el alegre espíritu que inunda este año a la ciudad.

La Capital Vikinga celebra el 150 aniversario del nacimiento de Edvard Munch (1863-1944), el pintor y grabador noruego más reconocido a nivel mundial y autor de El grito (1893).

Buscamos admirar la ciudad a través de su vida y obra, pero la brújula enloquece al elegir un primer sitio que visitar: Munch está vinculado de muchas maneras a Kristiania -como se llamaba Oslo en su época-. Aquí creció y dio sus primeros pasos artísticos, también aquí pasó los últimos 10 años de su existencia.

Entre la Galería Nacional y el Museo Munch se encuentra repartida toda su obra, incluidas tres de las cuatro versiones de El grito; la faltante, que perteneció a Petter Olsen por 70 años, se vendió en mayo de 2012 en Sotheby's. Es la pieza más cara jamás subastada: 119.9 millones de dólares.

¿Qué museo visitar? La guía Marie Berg apunta al segundo.

El Museo Munch, explica, es un espacio más íntimo que permite descubrir la personalidad de Munch, marcada por la muerte y la enfermedad desde su infancia. De ahí que la obra del pintor hurgue en los sentimientos humanos, especialmente en los trágicos: dolor, angustia, soledad, celos, ansiedad, desesperación...

"No se casó ni tuvo hijos. Decía que tenía malos genes", dice.

El Museo Munch resguarda más de mil 100 cuadros, 4 mil 500 acuarelas y 18 mil grabados que el mismo Munch legó a la ciudad poco antes de morir.

Frente a El grito, la guía detalla que el paisaje detrás del protagonista es la colina de Ekeberg, con la bahía de Bjørvika, donde ahora se erige la casa de Ópera.

Así, el siguiente sitio en el itinerario ha quedado señalado. Caminamos entre grúas y parajes en construcción para llegar al blanquísimo edificio del que todos hablan con orgullo. La ciudad está inmersa en un ambicioso proyecto que renovará el frente marítimo (se espera que concluya en 2020), y cuya pieza central es la magnífica sala de conciertos.

Obra del estudio Snøhetta -el mismo que creó la Biblioteca de Alejandría-, las líneas de cristal y mármol simulan un glaciar flotante en un impresionante lienzo natural: el Fiordo de Oslo.

La amplia explanada de la Ópera, que al mismo tiempo funge como el techo del inmueble, reúne suavemente el nivel de la calle con el de la bahía, dejando al escenario principal 16 metros bajo el mar. Gracias a eso, se ha convertido desde su inauguración...

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