Transparencia: ¿qué está en juego?

AutorJoel Salas Suárez

Joel Salas Suárez

Comisionado del IFAI y coordinador de la Comisión de Gobierno Abierto y Transparencia.

Twitter: @joelsas

¿Qué está en juego en la nueva Ley de Transparencia?

Durante las últimas semanas, la aprobación de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información ha estado presente en el debate público. Muchos, aunque no necesariamente todos los involucrados, hemos puesto sobre la mesa de una u otra forma nuestros puntos de vista. Sin embargo, para sacar la discusión de la coyuntura y ponerla en contexto, merece la pena preguntarnos: ¿qué está en juego en esta Ley?

En primer lugar, está en juego la concepción y consolidación misma de la democracia en nuestro país.

Algo de retrospectiva. Durante las décadas de los ochenta y noventa, la dinámica del cambio político en México se centró en modificar las reglas de competencia para acceder y ejercer el poder desde los partidos políticos. La idea de que la transición a la democracia sólo era posible por la vía de elecciones limpias, equitativas y justas opacó la existencia, al menos en el discurso, de otras formas de relación entre población y autoridades que se gestaron en el mismo periodo.

En otras palabras, la historia de la democracia en nuestro país se escribió enfatizando la dimensión electoral, lo que simplificó su compresión, pero le restó profundidad; redujo su complejidad y minimizó el proceso deliberativo que le dio origen.

A partir de la década de los ochenta, la ciudadanía se agrupó y formuló demandas más allá de los partidos políticos y dio forma a lo que hoy conocemos como sociedad civil organizada para transmitirlas al Estado, manifestó sus desacuerdos con las políticas públicas implementadas en diferentes niveles de gobierno y buscó acotar al Estado, reclamando explicaciones sobre las decisiones tomadas y colocándole límites, con lo que se dio inicio a un proceso de cambio en los cimientos de la relación entre población y autoridades.

Por ello, el reto que enfrentamos hoy es que debemos comprender el estado actual de nuestra democracia a partir de historias que no han sido contadas y, desde ahí, proyectar nuevos horizontes. Son necesarias nuevas formas de explicar y de entender el cambio democrático en México, que reflejen una realidad inobjetable: que la democracia va más allá del ámbito electoral y, desde luego, no es patrimonio exclusivo de los partidos políticos.

Es precisamente esta nueva forma de entender la democracia la que está en juego en estos días, y...

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