Transforma ONG biblioteca pública
| Autor | Daniel Santiago |
¿Qué relación hay entre lo intrépido del "skateboard" o patineta y la lectura? Aparentemente, ninguna. Pero ésa es la misión de los chavos de la "Biblioteca por la Paz": descubrir la cultura que se esconde detrás de su pasatiempo favorito.
Ésta es la estrategia de la asociación civil Procuración y Justicia Étnica, conocida como "Nuevo León, Árbol de Todas las Raíces", para acercar a los libros a adolescentes en el poniente de la Ciudad.
Desde hace cuatro años, esta organización de la sociedad civil inició un proyecto de intervención social en una biblioteca escolar, que estaba prácticamente olvidada, para fomentar el gusto por la lectura, pero también atender otras situaciones sociales.
Por ejemplo, la violencia en el noviazgo y la diversidad cultural que caracteriza a este sector urbano en donde una parte de la población es migrante y lucha por sostener su identidad indígena.
Hoy son 15 adolescentes los que dos veces por semana se reúnen en este reducido espacio en el que encuentran una oportunidad de expresión y descubrimiento de sus intereses, en un proceso de recuperación de un espacio público.
"La biblioteca estaba casi en desuso", cuenta Joel Morales, sociólogo, quien junto con la psicóloga social Brenda de la Torre es facilitador del proyecto en este inmueble dentro de la Secundaria No. 67 Profra. Justina Delgado Rodríguez, en la Colonia Villa Mitras.
"Limpiamos la biblioteca, ordenamos los libros, era un espacio que en la escuela no se utilizaba tanto", recuerda Brenda, psicóloga social. "Ellos vivieron ese proceso de transformar un espacio, porque en las tardes siempre estaba cerrado".
Pero hay otros logros, dice Morales. Entre ellos, que las autoridades educativas han volteado a ver la biblioteca. Antes, ejemplifica, el acervo bibliográfico era muy limitado y no existía servicio de préstamo.
"No había circulación del acervo; ahora el acervo se ha regenerado", comenta.
Esto es un proceso cambiante. De lecturas como Caperucita Roja para reflexionar problemas como violencia, hoy los chicos están inmersos en un proyecto comunitario: se han propuesto establecer su propio espacio público.
Para ello, los mismos adolescentes trabajan y proponen ideas sobre cómo convertir una cercana caseta de Policía abandonada en un espacio cultural.
"Aquí hay libertad de expresión. Podemos decir qué pensamos, qué queremos, qué nos gustaría hacer", dice José Antonio Hernández, de 12 años, uno de los chicos asistentes.
BIBLIOTECAS CON LIBROS... Y...
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