Rebanadas/ Tranquilísima en el Cafeto

AutorCony de Lantal

Hace poco remodelaron el Cafeto y este domingo fui a visitarlos para desayunar tempranito. El lugar se encuentra en Montevideo y Pablo Neruda, en Providencia.

No sé si la mañana fresca ayudó a pasarla bien, me pareció que es un buen lugar para pasar un domingo desayunando, ya que cuentan con área cerrada y otra más al aire libre.

Me pareció que es muy familiar y propicio para la lectura de un libro o el periódico, sin ruido intenso o niños correteando por todas partes.

Yo escogí mesa afuera, en una especie de cobertizo muy mono, rodeado de grandes árboles.

La carta del Cafeto es sencilla pero tiene sus atractivos para la comida, como es el caso de los molletes, preparados con distinto ingredientes que jamás había visto algo similar, como los de alcaparras y salmón.

Para el desayuno ofrecen huevos, fruta, yoghurt y algunas variantes como la machaca y los chilaquiles, ya sean verdes, rojos o con chipotle. Yo casi no perdono los chilaquiles, por lo que pedí unos verdes acompañados de huevo frito.

Me gusta que los restaurantes se preocupen por ofrecer alimentos no tan grasosos, y en el caso de las tortillitas de estos chilaquiles estaban crujientes pero sin sabor a manteca o aceite en exceso.

Para iniciar pedí un jugo grande de zanahoria y vaya que estaba de buen tamaño.

Los chilaquiles, una vez que llegaron, los disfruté bastante, aunque tuve que pedir un poco más de crema y queso, ya que a mi gusto les faltó.

Mi marido pidió solamente un yoghurt con papaya y se lo llevaron en plato abundante, acompañado de granola.

Nuestro desayuno transcurrió muy a gusto acompañado con música ambiental muy rítmica de reggae y alguna que otra salsa, pero créanme que a muy buen nivel y sobre todo buenas selecciones porque no te hacían sentir como en un club nocturno ni nada por el estilo.

En nuestra visita todo estuvo de maravilla, de hecho pienso volver pronto para probar los molletes nórdicos que ya les eché el ojo, pero llamó mi atención que al final la cuenta incluía un cargo extra del queso y la crema que me llevaron para los chilaquiles, además que cuando pedí otro jugo me dijeron que ya se había acabado la zanahoria. Son dos detalles que pasé por alto, pero me viene a la mente una reflexión: porqué no consideran entre sus precios el costo de los extras para no hacerle notar al cliente que ese poquito que pidió de más se lo están cargando.

Yo sin duda regresaré porque además de la buena atención, buena comida y buen lugar, la pasé muy cómoda, pero sólo...

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