Con tradición enológica

AutorHugo Lazcano

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Chile y Argentina comparten geografía, cultura y una tradición enológica que data de cientos de años.

La producción vinícola de ambos países es reconocida a nivel mundial por la calidad de sus etiquetas, amantes del vino de todas partes se trasladan hasta estos parajes para conocer de cerca cómo se elabora su bebida favorita, en cuestión de vinos podría decirse que ambas naciones son dos caras de la misma moneda.

Un buen sitio parazvw comenzar con este recorrido es la ciudad de Santa Cruz, enclavada en el Valle de Colchagua.

Este bello poblado, con clima mediterráneo, posee edificaciones que datan de la llegada del conquistador Pedro de Valdivia a la región, durante la primera mitad del siglo 16.

La Plaza de Armas, el tradicional hotel Santa Cruz y el amplio Museo Colchagua son algunos de los atractivos a visitar en la ciudad, desde donde partiremos para visitar importantes bodegas y viñedos de la región.

Viña Maquis, Viña Neyen, así como Veramonte son de las bodegas más representativas, pues muestran las bondades agrícolas de la zona, que se alimenta en gran parte de agua del río Tinguiririca y de los vientos provenientes de la cordillera de los Andes. Además, varias de las uvas que allí se cultivan son orgánicas.

Viña Santa Cruz es mención aparte con espectaculares vistas de los viñedos. Esta bodega posee un museo de autos y motocicletas, un planetario, un teleférico y brinda diversas opciones de tour que hacen de la cata de vinos una jornada que marida muy bien el placer, la gastronomía y el entretenimiento.

Todas las visitas suelen incluir almuerzos y comidas con platos tradicionales de la región como asado de cordero, pastel de choclo, humitas (una suerte de tamal de maíz) y carnes frías con quesos.

La frontera natural que representa la Cordillera de los Andes es para quien busca intensificar el paseo al otro lado de la moneda.

Mendoza, Argentina, es, fuera de la metáfora, un oasis en medio del desierto, en cuyas bodegas se produce el 70 por ciento del vino del país.

Sus viñedos emblema son lo primero que el visitante ve al salir del aeropuerto El Plumerilla. Son pequeños y generan una modesta cantidad de uvas que sirven para una remesa especial de vino que la autoridad local distribuye con fines de promoción.

En esta tierra, reconstruida casi en su totalidad en 1861 tras un terremoto y en la que el General San Martín organizó la gesta libertadora, el amante del vino encontrará la primera joya si inicia su visita en Casa Vigil...

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