Tradición engrillada

AutorAdriana Castillo

ATLIXCO.- CLAVARSE ESPINAS y cargar con cadenas cada Viernes Santo es una cuestión de familia para los Cázares, al ser una tradición que han practicado por generaciones desde que el tatarabuelo caminó por primera vez en la procesión de los engrillados.

La costumbre se ha extendido a nietos, sobrinos y primos, por lo que este año ocho miembros de la familia se cubrieron de cadenas y espinas para participar en el recorrido que cada año se realiza en este municipio poblano.

Rogelio Cázares Sánchez es el patriarca de la familia y es uno de los participantes más perseverantes del viacrucis anual, en el que ha marchado en 38 ocasiones, contando la caminata de este año.

El ejemplo de este hombre de 54 años, -que a su vez siguió a su padre y a su abuelo- ha provocado que siete varones más de su familia pierdan el rostro tras una capucha negra y atraviesen las calles de Atlixco descalzos y vistiendo sólo un taparrabo.

En cambio, van arropados con pesadas cadenas que se enredan en el cuello y en los pies, además de que en los brazos y piernas llevan enterradas espinas que se recolectan en un monte cercano.

"La fe es lo que nos ayuda. Lo que pasa es que todo se junta, el piso está caliente para caminar, hay que soportar las cadenas que son como 30 o 40 kilos y las espinas al momento de sacarlas, sale sangre", comentó Rogelio.

Sus piernas ya no son las mismas que tenía a los 16 años cuando cargó las cadenas por primera vez y ya lucen con varias cicatrices...

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