ArquiteXtos/ Tractores y tamales

AutorAlejandro Hernández Gálvez

Tractores sí, aeropuerto no. Tamales sí, McDonald's no. Es claro que no hay comparación entre un nuevo aeropuerto para la Zona Metropolitana del Valle de México y un restaurant de comida rápida en el antiguo centro de una ciudad como Oaxaca. El primero pudo ser un proyecto de máxima importancia para iniciar una estrategia territorial con efectos en todo el Valle de México -aunque el gobierno federal pretenda ahora disminuir su importancia-, el segundo tiene un peso si acaso simbólico. Curiosamente, o no tanto, con el aeropuerto las protestas lograron detener las poco estructuradas intenciones del gobierno y mostrar su mayor debilidad: la incompetencia, mientras que, por otro lado, lo más probable es que sí tengamos un McDonald's en el centro de Oaxaca sin importar la inconformidad de algunos.

Con todo y la diferencia evidente entre ambos proyectos, el del aeropuerto y el del restaurant, hay coincidencias tanto en cierta interpretación que los opositores a los mismos han hecho o asumido implícitamente (estos proyectos son entendidos como instrumentos de una globalización ciega, avasalladora y maligna), como en la convicción de que lo realmente defendido es algo esencial, importantísimo, que rebasa incluso al tema de la tierra o al de los centros históricos: nuestra identidad. Si el aeropuerto y la hamburguesa son manifestaciones de la temida globalización, su efecto final será despojarnos de aquello que nos hace ser nosotros y no otros: nuestra esencia, nuestra identidad.

Este recurso al tema de la identidad ha terminado dándole la vuelta a los argumentos y complicando cualquier posible debate racional. En vez de "esta tierra sólo se vende bajo condiciones que propongamos o aceptemos, porque nos pertenece", se afirma categóricamente: la tierra (no ésta: ninguna, toda) no puede venderse, no nos pertenece, le pertenecemos. Ya no se exige que la instalación de un negocio, de cualquier negocio, en un centro histórico respete ciertas reglas al modificar un edificio catalogado, sino que se afirma que las hamburguesas de McDonald's son un atentado a nuestra diversidad cultural y de ahí se pasa a verlas como enemigas de nuestra identidad (gastronómica) y de nuestras (buenas) costumbres alimentarias.

En el caso oaxaqueño, muchos de los argumentos esgrimidos contra la cadena de hamburgueserías puede que sean ciertos, según ha dictaminado un juez inglés en una batalla legal ya famosa. Pero poco tienen que ver con la conservación de un centro histórico...

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