Recrean en tótems símbología actual

AutorSergio R. Blanco

En estado de tensión muscular y fuerza contenida, las figuras humanas que ocupan el centro de los óleos de Gustavo Monroy encierran un anhelo, un afán, un deseo; pero también son el receptáculo de la angustia que acorrala el fin -y principio- de milenio.

Frontales y erguidos en medio de un paisaje desolado, limitado por un horizonte infinito, los cuerpos son concebidos por el pintor (Ciudad de México, 1959) como efigies contemporáneas donde se recogen y se mezclan retazos simbólicos de la historia de la humanidad.

Iconografías de diversas religiones, fragmentos de la anatomía humana, elementos arquitectónicos e imágenes de la historia del arte universal conviven en el interior de la silueta central de cada una de las 10 piezas que conforman la serie Tótem y las cargan, a la vez, de un simbolismo casi mágico.

"El tótem que yo estoy elaborando pretende contener toda una serie de circunstancias y metáforas contemporáneas, también ancestrales al mismo tiempo, y conceptos que han atravesado los siglos, como el amor, el desamor, la búsqueda del paraíso o la violencia", explica Monroy.

El creador aborda en su pintura la noción de totemismo, cuyo origen se remonta a los pueblos nativos de Norteamérica -específicamente vocablo "tótem" proviene de la lengua ojibwa-, y recontextualiza a través del arte esta práctica colectiva que el antropólogo francés Claude LevI-Strauss definió como una expresión simbólica que permite al individuo un mejor entendimiento de la realidad social que lo circunda.

"Quise retomar este concepto para hablar de mi propia tribu, de mi propia circunstancia; reflexiono sobre mis puntos, y al mismo tiempo sobre la ciudad más grande del mundo, con 20 millones de habitantes: seres humanos interrelacionándose de una manera cada vez más fragmentada y frágil".

Bocas que exclaman de forma desgarradora como salidas de El grito de Edvard Munch, rostros femeninos impregnados de dolor contenido -igual que una de las muchas dolorosas representadas en la pintura religiosa barroca- o Cristos que...

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