Totalitarismo y deporte: El origen de las Olimpiadas

AutorHéctor Zagal

A Guillermo, escritor y ciclista

Las Olimpiadas griegas eran distintas de nuestros juegos olímpicos, por más que los cronistas deportivos insistan en compararlas.

En la antigüedad sólo participaban los helenos; el juramento olímpico se refería a la pureza de sangre y poco más. Eran juegos racistas, donde la "tregua olímpica" no tenía más pretensión que la de facilitar ese culto en común de los griegos al poderoso Zeus. Nada repugnaría más a un espartano o ateniense que correr junto a un africano o un alemán en el estadio. Cuando Hitler se negó a dar la mano a un atleta negro que había ganado la medalla de oro, no estaba tan alejado de la actitud de los deportistas griegos. Los aros multicolores nada tienen qué ver con el etnocentrismo de los antiguos.

Para los griegos, las Olimpiadas tenían un sentido racial y religioso. Se efectuaban en honor del veleidoso Zeus, cuyo templo en Olimpia se tenía por una de las siete maravillas. En otros momentos, se honraba a otros dioses con competencias parecidas, por ejemplo, los juegos píticos en honor de Apolo. Los torneos también servían para conmemorar a los héroes. El dolido Aquiles (el de verdad, el de "La Ilíada", no Brad Pitt) organiza unas competencias para honrar a su amigo Patroclo, caído bajos las armas de Héctor. La religión, lo sobrenatural, impregnaba las arenas y los estadios helénicos. Los juegos olímpicos eran un acto de culto y no un show; un sacrificio encubierto, no una puesta en escena.

Los griegos nunca fueron un imperio ni un país en el sentido moderno del término. Grecia era un conjunto de ciudades-estado independientes, en constante guerra entre sí. Sólo los unía la raza: el saberse de un mismo linaje divino. Por eso, las Olimpiadas tenían a la vez ese carácter sagrado y étnico. Pero incluso en Olimpia, los participantes se enorgullecían de sus diversas ciudades de origen. Competían como ciudadanos, como miembros de una polis, Atenas, Argos, Tebas, Corintio...

Formación ciudadana

En este contexto se debe entender aquello de "mente sana en cuerpo sano", expresión muy manoseada por locutores y profesores de educación física. Sí, a los griegos debemos la concepción higienista del deporte. Este servía como preparación para la guerra, porque desarrollaba habilidades para matar al enemigo: lanzamiento de jabalina, carreras, pancracio. Los entrenamientos moldeaban el carácter de los efebos para adiestrarlos como soldados. Las disputas constantes exigían ciudadanos prestos a tomar la...

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