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AutorAlberto Armendáriz

CORRESPONSAL

RÍO DE JANEIRO.- Al cumplirse este año el 50 aniversario del golpe militar que el 31 de marzo de 1964 instauraron la última dictadura en Brasil, el gigante sudamericano es hoy gobernado por su primera Presidenta, Dilma Rousseff.

Ella es una ex guerrillera que luchó por la democracia, fue detenida y torturada por los militares.

Las fuerzas armadas ya habían tomado antes el poder, en 1930, cuando instalaron a Getulio Vargas, un ex militar devenido político, quien poco después fundó el "Estado Novo" (1937-45): nacionalismo centralizador y anticomunismo.

Aunque de estilo autoritario, Vargas se ganó a la creciente población obrera urbana con su discurso nacionalista y el desarrollo económico basado en la industrialización.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Vargas intentó mantener neutral a Brasil, pero luego cedió a la influencia de Estados Unidos, declaró la guerra al Eje y envió soldados a Europa.

Al final, el ejército no toleró tener un dictador en casa y lo depuso en un golpe en 1945, aunque él logró regresar a la presidencia en 1951, elegido democráticamente.

De todos modos, la convulsión no acabó y en medio de presiones de los militares, se suicidó en 1954.

Tras una lucha por el poder, en 1956 fue elegido presidente Juscelino Kubitschek, quien buscó abrir la economía y destapó un alta inflación con las extravagancias de su administración, entre ellas la mudanza de la capital desde Río hacia la especialmente creada ciudad de Brasilia (1960).

Los problemas económicos y políticos signaron el posterior gobierno de Joao Goulart, y abrieron paso al regreso de los militares en 1964.

La última dictadura, en la que más de 300 personas fueron asesinadas y unas mil 500 torturadas, duró hasta 1985.

Ante la incapacidad de los militares para sanear la economía y la presión popular, el régimen llamó a elecciones, que fueron ganadas por Tancredo Neves, quien sin embargo falleció la víspera de su toma de posesión.

Asumió el vicepresidente electo, José Sarney, quien pese a fortalecer las instituciones democráticas e impulsar el bloque comercial del Mercosur (con Argentina, Paraguay y Uruguay), no logró solucionar los problemas económicos.

La situación empeoró con su sucesor, Fernando Collor de Mello, quien encima fue acusado de graves actos de corrupción, lo que lo obligó a abandonar el poder ante la amenaza de juicio político en el Congreso (1992).

Su vice, Itamar Franco, calmó el ambiente con la introducción de una nueva moneda, el real...

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