Tópicos Empresariales / Cinismo

AutorGonzalo Rivero Torrico

Hemos visto que la palabra cínico o el concepto cinismo se está empleado con cierta frecuencia para criticar a determinadas personas o para calificar sus acciones. Decimos que una persona es un cínico cuando miente descaradamente, cuando defiende un hecho o una acción a sabiendas de que no está en lo correcto, cuando, sin inmutarse, oculta algo que sabe causando con ello daño a terceras personas. Cinismo es un término que se aplica para tipificar una acción contraria al bien común para propio beneficio, actuando con desfachatez.

Un ejemplo de lo que es cinismo es el que relatamos a continuación. Un alto funcionario del sector público, que mantenía relaciones sentimentales con una empleada de otra institución gubernamental, ordenó a un subordinado entregar una máquina de oficina que tenía muy poco uso en su dependencia a la institución gubernamental donde trabajaba su amiga, para ayudarla en sus tareas. Su razonamiento fue que ambas instituciones eran del Gobierno del Estado y que por tanto no habría cambio de dueño, sino que era una simple transferencia, además de que se beneficiaba a una dependencia que carecía de recursos.

En este caso, el alto funcionario incurrió primero en una falta de lealtad hacia su institución, ya que, como cualquier empleado, estaba obligado a custodiar los bienes puestos a su cuidado. Seguramente existían formas de hacer una operación de este tipo, pero sin duda quedaban fuera de su jurisdicción y atribuciones. Pudo haberse tramitado un traspaso o un contrato de comodato, por ejemplo, con la intervención de quienes estaban autorizados para hacerlo.

Parece que, debido al mal clima organizacional que imperaba en la institución, el subordinado nunca hizo que su jefe reflexionara sobre su acción, lo que tal vez hubiera cambiado la situación. En cambio, comentó con sus compañeros sobre la orden que le había dado, recibiendo de ellos el consejo de que hubiera por lo menos un papel firmado por su jefe, avalando el traspaso. Sin embargo, el jefe salió de viaje y urgió el cumplimiento de sus instrucciones. El subordinado entregó la máquina y obtuvo en cambio una simple nota de quien la había recibido.

Lo lamentable del caso fue que hubo una auditoria, la transacción salió a la luz y a la hora de los enfrentamientos, el jefe se lavó las manos alegando que no había ninguna orden firmada por él amparando este traspaso. No valió el argumento de que el subordinado recibió instrucciones verbales de su superior. En esta forma...

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