TÓPICOS EMPRESARIALES / El bote y el caño

AutorGonzalo Rivero Torrico

Uno de los temas que está en boca de la gente, desde empresarios hasta amas de casa, es el de la contaminación del entorno en que vivimos. Naturalmente nos repugna ver la basura acumulada en las calles y plazas de nuestras ciudades, especialmente la nuestra; nos indigna saber la forma en la que nuestros ríos están contaminados; nos molesta saber que gran parte del agua que llega a nuestros hogares debe ser tratada antes de que esté en los tubos de abastecimiento.

También, en forma natural, tendemos a culpar a los industriales por estos resultados, ya que ellos vierten en los drenajes o directamente en los ríos cantidades cada vez mayores de elementos dañinos, que no sólo terminan con la vida en los ríos y lagos, sino que también perjudican a los sembradíos y hasta envenenan los alimentos que se producen en la tierra que se riega con esa agua y al ganado que debe beberla para subsistir. Y, por supuesto, son clientes importantes de los tiraderos también. Nos decepciona saber que estos problemas se agravan y que las autoridades no toman más acciones correctivas.

Del mismo modo nos enfada ver en los medios masivos de comunicación que las denuncias y peticiones de los ciudadanos a nuestras autoridades aparentemente no son atendidas aunque a veces se producen víctimas mortales debido a la mala calidad del entorno en que vivimos, llámese aire, agua o basura. Vemos fotografías de los ríos llenos de espuma, escuchamos las quejas de los pescadores que ya no obtienen una pesca abundante. Nos llegan noticias que nos hacen saber que los tiraderos están saturándose. Vemos fotografías de agricultores lavando su cosecha en aguas negras antes de enviarla al mercado.

Pero, reflexionando sobre el tema, salieron a colación algunos puntos interesantes. Cierto es que muchas de las fábricas producen contaminación, es verdad que los esfuerzos de las autoridades son insuficientes, Mas, si nos preguntamos a dónde va a dar lo que las fábricas producen y que a través de sus canales de distribución ponen nuestra disposición, como bienes elaborados que nosotros adquirimos y usamos como consumidores, podemos ver otra faceta del problema.

Examinemos lo que hace un ama de casa que sale de compras al supermercado. Primero, ella usa el automóvil familiar cuyas emisiones se juntan con las de otros miles de vehículos y entre todos ellos son responsables de la mayor contaminación del aire en nuestras ciudades. Ese automóvil, después de unos años de uso, terminará...

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