Tony Boomer / Sangre, vergüenzas y publicidad sugerente

AutorTony Boomer

5 ¿Qué pasa con la televisión abierta, local y nacional? Pues, para abreviar tiempo y ahorrar tinta, la respuesta es: nada. Ver la televisión local es peligroso para nuestra salud, nos puede provocar una gran tristeza y una profunda depresión. Qué Noche, en todas sus variantes, no es más que lo mismo: un concurso de baile conducido con más pena que gloria por Fernando Lozano donde un montón de aspirantes al estrellato intentan bailar y otro grupúsculo de mal llamados "jueces" emiten opiniones tan sin embargo que, honestamente, verlo es un pasaporte al llanto. Sigue Recta con sus eteeeernos concursos de gordas, gays, reinas, reyes, conductores, y tooodo lo que se parezca que bailan reggaetón. Ya nada más le falta sacar a los taxistas del reggaetón, los maestros (de escuela) del reggaetón, ¿y quién más se le ocurre? ¡Usted póngale nombre! Al cabo lo único que verá serán muchachas pasadas de peso o niñas, o jóvenes amanerados, tooodos meneando sus respectivas humanidades con pasos que desafían las leyes de la naturaleza. Nada más. ¿Que si dan pena? ¡Dan vergüenza! Nosotros nos negamos a aceptar que la pobreza televisiva sea la marca de los creativos de Monterrey, pero poco a poco estamos empezando a aceptarlo: tenemos la televisión que nos merecemos.

4 Y la nacional no se queda atrás. Muchos padres de familia se han quedado de a seis cuando ven programación catalogada como "infantil" llena, plena, abrumadoramente inundada por publicidad sexual y/o de prevención de embarazos (como la pastilla del día siguiente o los condones). Recientemente en una transmisión de la película Matilda por el Canal 5, los espacios comerciales estaban repitiendo constantemente el anuncio de M Force, en el que una pareja habla maravillas del preservativo y se ponen a jugar "a ver quién siente más". ¿Dónde queda la congruencia? Nadie dice que los padres no deban de hablar a sus hijos sobre aspectos de la sexualidad humana, pero, ¿viendo una película infantil? Y que no sean las transmisiones de la lucha libre (que es el hit hoy entre los niños y adolescentes) porque hasta teléfonos de hot lines y demás sexoservicios son anunciados. ¿Qué pasa? ¿Es que no hay nadie que ponga ojo en estos detalles que son bastante incómodos? No defendemos a nadie, sólo pedimos que los genios de Televisa sean consecuentes: por un lado organizan teletones, programas de ayuda, realities donde ofrecen el cielo, la luna y las estrellas a los concursantes y regalan millones de pesos en premios...

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