Tonatiuh Bravo Padilla / El Presidente Obama

AutorTonatiuh Bravo Padilla

El pasado martes tomó posesión el Presidente número 44 de los Estados Unidos acompañado por un estimado de 2 millones de personas, sumados a todos los que por televisión acudieron a uno de los momentos más esperados en la historia reciente por una serie de razones.

La crisis económica mundial, que se espera sea la más profunda desde los años 30, demanda acciones rápidas de los gobiernos en todas latitudes. En particular, se esperan las decisiones de política económica que pondrá en marcha la Administración demócrata, ya que Estados Unidos es el epicentro de la sacudida financiera que se refleja en la creciente pérdida de empleos.

El tiempo que transcurrió desde la declaración de la victoria de Barak Obama, el 4 de noviembre hasta el 20 de enero, se tornó en una espera cada vez más difícil de soportar, el vacío de poder que, en la práctica, experimentó el país vecino permitió que los problemas pendientes de resolver crecieran en número respecto a los de por sí abundantes que heredó su antecesor.

Sumada a las decisiones futuras sobre los frentes de batalla en Irak y Afganistán y a la mencionada crisis económica, la opinión sobre los acuerdos del Tratado de Kyoto y el restablecimiento de una política exterior conciliadora deberá pronunciarse sobre los ataques recientemente concluidos de Israel en la frontera de Gaza, la tensión entre Rusia y la Unión Europea por el suministro de gas y la reestructuración de un orden financiero mundial.

Asimismo enfrentará los primeros obstáculos por parte de los republicanos, la oposición en el Congreso, con la sinuosa toma de protesta del próximo Secretario del Tesoro, acusado de no cumplir cabalmente con sus obligaciones fiscales.

Pese a todo lo anterior la imagen del Presidente Obama es similar, sobre todo entre los estadounidenses, a la de un líder que resolverá los problemas generados por los incapaces republicanos. En la realidad seguirán existiendo, por lo menos en el corto plazo, problemas económicos.

Aún no se ha alcanzado el máximo número de desempleados que se espera y el plan de 825 mil millones de dólares ha generado más polémica que consenso entre los expertos. Obama deberá enfrentar en el mediano plazo una realidad infranqueable: los Estados Unidos tienen un severo problema estructural en su balance fiscal y comercial. Entre las cuestiones positivas es necesario destacar que, si bien no suficiente, el cambio en la percepción de las personas sobre el futuro es de sí un buen aliciente para la...

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