Tomás Calvillo / Irán, una respuesta

AutorTomás Calvillo

La primera revolución tradicionalista de las últimas décadas surgió en Irán. El replanteamiento de la modernidad se dio bajo las enseñanzas religiosas del Islam que cuestionó y aniquiló a un régimen subordinado al capital occidental.

El diálogo entre tradición y modernidad comenzó a principios de la década de los ochenta, construyendo un sistema democrático en una república que se reconoce como islámica. Sin duda es una de las experiencias contemporáneas más sugerentes y valiosas que se han desarrollado en los últimos años; experiencia que cuestiona los fundamentalismos extremistas así como el avasallamiento del poder norteamericano.

La caída de la Unión Soviética y del marxismo como instrumento ideológico del cambio social, no fue reemplazado por el esplendor de sistemas democráticos. Al Capital de Marx, lo sustituyó el Corán, y a los partidos comunistas, los clanes religiosos. Las desigualdades profundas encontraron otros lenguajes y vías para buscar su redención.

El fracaso de los Estados seculares y su corrupción, coincide con el debilitamiento del mismo concepto y realidad histórica de los Estados nacionales. En esas condiciones el proceso iraní emerge como una opción innovadora en medio de una geografía política que confronta a pueblos y gobiernos. A pesar de los señalamientos del gobierno de George Bush de que Irán forma parte del "eje del mal"; es Irán, ciertamente, la llave de la estabilidad y prosperidad para esa estratégica región del mundo.

El radicalismo de Irán siempre se opuso a los extremismos fundamentalistas; rechazó al gobierno talibán en Afganistán en los momentos que Estados Unidos contemporizaba con ese régimen.

La distancia con Estados Unidos proviene de los intereses de sectores de Israel y su influencia en Washington más que de los propios del gobierno norteamericano. Estados Unidos cometió errores históricos en el proceso de construcción de Irán. Su intervención en la década de los cincuenta para dar un golpe de Estado e imponer al Sha, provocó un sentimiento antiyanqui. Estados Unidos no representa para el pueblo Iraní la democracia, fue parte clave de un gobierno corrupto y cruelmente represor. No obstante, la clase política iraní sabe del necesario entendimiento con la "hiperpotencia norteamericana".

Después del 11 de septiembre del 2001, Irán entendió que el mundo político había cambiado, algo que nosotros en México todavía no comprendemos del todo.

No podía permitir convertirse en un objetivo de la lucha...

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