Tolvanera / Última llamada
| Autor | Roberto Zamarripa |
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Ayer, Horacio Duarte, asesor jurídico de la coalición Por el Bien de Todos, dijo en el Zócalo que el recuento ordenado por el Tribunal Electoral en 9 por ciento de las casillas, arrojó más de 126 mil votos sin fundamento en boletas: sobraban 40 mil votos y faltaban 80 mil. También dijo que en 81 por ciento de las casillas computadas cambió el resultado original.
Si el Tribunal Electoral anulara las casillas donde sobran o faltan votos, la diferencia en la elección sería de 420 mil votos a favor de Andrés Manuel López Obrador, según Duarte.
El argumento fue severo y se escuchó razonado e impecable. Sin embargo, en conferencia de prensa posterior, Germán Martínez, homólogo panista de Duarte en el IFE, aseguró que esos datos eran falsos. Mientras Duarte habló de diferencias en 80 por ciento de las casillas, Martínez dijo que sólo en 2 por ciento del total de las casillas hubo "errores" que equivalen apenas a mil 500 votos.
De mil 500 a 126 mil 282 votos obviamente hay un abismo. De haber una tendencia de esos errores, según el PAN serían unos 18 mil votos "erróneos" en toda la elección, mientras que para el PRD sumarían más de un millón de votos.
Ante el contraste, el Tribunal Electoral deberá aclarar cuáles eran las condiciones de seguridad en las sedes electorales; el estado en que se encontraban los paquetes; la cantidad de boletas recibidas según las actas originales y las existentes según el reconteo judicial y, desde luego, dar cuenta de las cifras resultantes de los reconteos.
La transparencia de su información será crucial para una sociedad confundida y también, para una decisión jurídica sustentada.
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La vía del recuento total de votos sigue siendo la única ruta de estabilidad y un gran apoyo para una decisión jurídica sólida y contundente. Si bien los tiempos están encima, las posibilidades siguen abiertas.
Pero el angostamiento de la solución jurídica no puede ir en detrimento de las posibilidades políticas.
Sería clave recontar todos los votos, pero también forzar compromisos de diálogo y acuerdos.
El Tribunal no pierde en caso de dar anuencia al reconteo. Aunque requiere de una amplia cobertura política e institucional para dar el paso.
Es la última llamada para recontar y dialogar simultáneamente. Lo otro, es una vía directa al desastre.
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