TOLVANERA / Renuncias

AutorRoberto Zamarripa

¿Quién renuncia primero? ¿Gustavo Madero? ¿Jesús Zambrano? ¿José Manuel de la Torre?

¿Cuáles son las justificaciones de las derrotas? ¿Juego sucio del rival? ¿Amontonaron mucha gente en la puerta? ¿Hubo amenazas del contrincante? ¿Sobresalió la violencia del adversario?

La recomposición del mapa político tras los comicios de este domingo deja datos preliminares para la reflexión: las campañas electorales no convocan ni provocan; eso sí: desbocan. Los gobernadores son el factor relevante, influyente, distorsionante. Actuaron desbocados. Hay un resultado electoral que tiene dominancia priista pero con interesantes pesos específicos de opositores. Aunque la pluralidad queda condicionada por la promiscuidad. Es increíble cómo los comités locales y los militantes de cada partido pueden pensar distinto de un territorio a otro. En una entidad los perredistas, por ejemplo, son más panistas que Gómez Morin (Baja California) y en otros más priistas que Plutarco Elías Calles (Chihuahua).

Abstencionismo. La abundancia de rencillas, violencia discursiva, inundación de propaganda negra en redes sociales y medios masivos influyó, sin duda, en la ausencia de votantes en las urnas. Los comicios locales habitualmente suelen convocar a más votantes que los federales. Las elecciones de alcaldía resultan más participativas incluso que las de gobernador.

Los datos preliminares no arrojan conclusiones de una afluencia masiva, participativa, entusiasta.

Si hay una evidencia palpable, los votantes no concurrieron como antes. Es probable, por ejemplo, que la votación total en Baja California sea inferior a otros comicios gubernamentales. Y gane quien gane no puede ser el mejor reconocimiento a su campaña, a su triunfo, a su futuro gobierno.

Gobernadores. Ante la ausencia de seducción de votantes se impone la movilización de aparato. Los gobernadores en ello se pintan solos. El torneo del más abusivo no tiene un claro ganador. La competencia fue cerrada. Gustavo Madero durante la jornada dominical cuestionó a los gobernadores tricolores y sus mañas que, decía, hacía muchos años que no aparecían. No le faltaba razón. Pero tampoco tenía gala de autocrítica. En el campeonato de las triquiñuelas, los gobernadores surgidos de coaliciones impulsadas por el PAN como Mario López, Gabino Cué o Rafael Moreno Valle -particularmente este último- pueden aspirar tranquilamente a la medalla de oro.

Si Javier Duarte -ese dechado de virtudes de la trampa- exhibe su carro completo...

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