TOLVANERA / Referente

AutorRoberto Zamarripa

Bogotá.- Se fue Uribe. Se fue el referente. Gobernantes mexicanos, desde el federal hasta distintos estatales y municipales, vieron en Álvaro Uribe el referente urgente para la lucha contra la delincuencia. Acudieron a verlo, pidieron consejos, revelaron dramas locales, solicitaron fórmulas, recetas, pócimas, en el entendido de que Uribe sí sabía cómo hacerlo.

Pero la evaluación en Colombia es polémica.

Uribe terminó su mandato con alta popularidad pero con polarización de opiniones. Querido por la pacificación, cuestionado por el abuso. Siempre enarboló un discurso del desprecio pero cosechó muestras de cariño. Promocionó la institucionalización social pero golpeó a las instituciones políticas y judiciales. A los pobres los institucionalizó en programas clientelistas (Familias en acción, una calca del Oportunidades mexicano, con subsidios a la gente de escasos recursos que pasó con Uribe de 200 mil a 3 millones de afiliados en ocho años, y amplió la inscripción en la seguridad social). A la vez desafió las facultades y autoridades de instituciones nacionales. La Corte, el Congreso, los partidos, todos fueron retados por Uribe.

Promovió la seguridad democrática pero heredó las peores cuentas de violaciones a derechos humanos, mismas que ya son revisadas en organismos internacionales para, en un futuro no muy lejano, pasarle la cuenta al ex Presidente y sus colaboradores cercanos.

Las investigaciones judiciales de los crímenes de paramilitares han revisado 15 mil hechos violentos; dos mil 488 fosas comunes que albergaron más de 3 mil cuerpos, víctimas de la violencia paramilitar.

"El proceso, por el que se desmovilizaron 30 mil paramilitares estuvo lleno de trampas y mentiras. Incluso, el gobierno extraditó súbitamente a casi todos sus jefes", escribió la periodista María Teresa Ronderos (Gatopardo. No. 111). Dicha extradición secó la memoria de los crímenes. El silencio de los capos sobre la complicidad criminal con políticos fue sellado en las cárceles norteamericanas.

Si se quiere de ejemplo, el legado de Uribe debe analizarse con cuidado. Ciertamente arrinconó a las FARC, un cincuentenario grupo guerrillero que pasó de ser un ejército de 20 mil hombres a perder dos terceras partes de sus fuerzas, ver disminuido su territorio de control y averiada su red de narcotráfico, básica para su financiamiento.

Y promovió la institucionalización de los paramilitares. Unos fueron a procesos judiciales leves, otros llegaron al Congreso, los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR