TOLVANERA / Punto muerto

AutorRoberto Zamarripa

Inoculado por los desplantes de quienes reiteradamente han retado al Estado y sus leyes, el primer debate presidencial del 2012 ha colocado la campaña electoral en un punto muerto. Ataques sin sorpresa, candidatos en deuda, sabor a decepción.

Por primera vez, el candidato puntero Enrique Peña fue exigido y exhibido. Asumió su defensa, a su modo y con sus limitaciones. Ensayó, estudió, y sometido a una disciplina de la que sus propios correligionarios se han sorprendido, logró memorizar frases simples y conceptos básicos. ¿Fue suficiente para librar el debate? Sí para aguantar pegado a las cuerdas las andanadas a cuatro manos muy a pesar de su ayudante Quadri, empeñado en quitar los golpes al priista.

No para convencer de la solidez de su candidatura y de su perspectiva como estadista. Peña sigue siendo limitado, apegado a la imagen y despegado de la palabra articulada cuando es mayor al tiempo de duración de un spot. No preocupa tanto un debate televisado para el que tuvo tiempo de entrenamiento, maquillaje y una asesora agresiva para el entrenamiento mediático. Preocupa por su posible desempeño como estadista, obligado a encuentros cara a cara con otros mandatarios o para no ir tan lejos, preocupa por la falta de destreza, capacidad de respuesta y conocimiento para discutir con los jefes de los poderes fácticos tan dados ahora a intentar controlar y/o descarrilar los procesos democráticos.

Peña decidió bajarse al terreno de los golpes. Dio y recibió. Pasar lista de asistencia a la diputada Josefina o aventar el bejaranazo no es suficiente. Puede jactarse, sin duda, que libró el episodio más importante de la campaña. Perdió menos de lo que se esperaba.

Josefina Vázquez Mota tuvo un aceptable desempeño en la articulación de propuestas y la combinación de críticas. Emparejó con ello sus dificultades para superar su rigidez de facciones, su monotonía en la voz, su sonrisa congelada. Pero, a pesar de todo, no superó la pose, la artificialidad de su imagen.

La confianza en que no sería atacada dada su condición de mujer no contaba con la decisión de Peña de atizarle insistentemente por sus inasistencias en la Cámara de Diputados, asunto este menor si se compara con el universo de la indisciplina, la impuntualidad y la displicencia que reina entre los legisladores.

Golpeó incesante sobre el mal gobierno de Peña en el Estado de México y quedó a la mitad en el caso Paulette. Josefina tiene el lastre de la desolación por la violencia y de la...

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