TOLVANERA / Escaldados

AutorRoberto Zamarripa

Una extraña sensación permea la política. Del sí se pudo al qué canijos. Quienes deseaban romper los candados nacionales para abrir las puertas a inversiones privadas nacionales y extranjeras en materia energética tenían miedo de la sublevación patriótica. Quienes enarbolaban la defensa del petróleo y todo lo alojado en el subsuelo tenían miedo de que la sublevación fuese aplastada o reprimida.

Ni sublevación ni represión. El miedo de ambos se disipó entre quirófanos, electrocardiogramas, barreras metálicas, convocatorias débiles y aisladas, rabietas, stripers, balbuceos, avasallamientos, atrincheramientos tragicómicos, cinismos y lágrimas y risas.

La reforma salió con relativa paz y frente a una rabia acicateada por la impotencia por la debilidad de las protestas acaso porque el estado de ánimo nacional anhele una pizca de mejoras, las que sean, como sean, antes que una eternización del conflicto.

La incertidumbre es ahora cómo impactará más en la economía que en la ideología la modificación de la letra constitucional. No apura tanto si el año 1938 desaparece de la cronología como si el 2014 es año de despegue.

Es, inequívocamente, un punto de quiebre. El país no se cayó ni vino la sublevación pero la victoria de los reformadores no tiene las mejores bases para su consecución. La reforma energética pudo aprobarse con menores tensiones, con un mayor y productivo debate y sin necesidad de vallas y cadenas. Pero da la impresión que nunca será cómodo decidir democráticamente cuando el mayoriteo o el plantón afirman las pasiones y otorgan los galardones.

Y menos cuando no existen las certezas de que la privatización energética será diferente a las otras grandes ventas telefónicas, televisivas o bancarias.

Un mosaico de suspicacias y contradicciones esperan la consecución de reformas. Nada indica aún que los territorios expropiados por el narco para hacer negocio con los energéticos van a ser recuperados por la grandiosa reforma. Menos desde luego, el abatimiento de la corrupción entre las huestes sindicales y los grandes funcionarios petroleros.

"No sólo de reformas viven los mexicanos", dijo Roger Bartra al recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes en una alocución donde insistió en que "los saltos notables en el desarrollo económico suelen ser apoyados por...

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