TOLVANERA / Dolor de estómago

AutorRoberto Zamarripa

Metido a su manera en la arena electoral, el presidente Enrique Peña dijo a fines de abril en la 26 Reunión de Consejeros de Citibanamex, que confiaba en que el juicio ciudadano del primero de julio fuera objetivo.

"Un juicio que no venga necesariamente del estómago, sino de la cabeza, con sentido de responsabilidad, para con nuestra nación", remachó.

Sonó extraño que un político como Peña cuya ascendencia en cargos fue de la mano de campañas que siempre privilegiaron tocar emociones -y confusiones- de los ciudadanos llamara al "voto racional".

En su campaña presidencial hace un sexenio Peña exprimió su galanura y hasta su relación marital con la actriz Angélica Rivera como factor de persuasión electoral. Fincó en ello buena parte de su promoción pública incluso antes de ser candidato a la Presidencia.

Peña no es el único que ha insistido en el "voto racional". O dicho de otro modo que no se vote con el hígado o con alguna otra víscera. Lo han dicho otros dirigentes, jerarcas e incluso intelectuales preocupados por la posibilidad del triunfo del candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, a quien le atribuyen una simpatía nutrida de la indignación popular por medidas de política gubernamental y la corrupción en la élite que han sido lesivas para millones.

La oposición a la alternativa lopezobradorista, empero, no se ha sustentado en la racionalidad pregonada o en una estrategia definida de contraste sino en una sostenida descalificación. Y lo ha sido por el lado emocional, más en el ámbito de los mensajes denominados negros o de guerra sucia. En el intento de activación de instintos de miedo y de ira, de odio y de arrebato. Ahí ha encontrado, quizás, su ineficiencia.

La activación de las alarmas por el crecimiento del candidato populista son síntomas de la desestructuración de una alianza política que mantenía un orden de cosas y un concepto básico del manejo de la política y de la economía que no se había sentido tan amenazado como ahora.

Esa desestructuración no es atribuible en todo al crecimiento de una candidatura electoral o un movimiento político-social; tiene que ver también con sus propias fisuras, sus desencuentros, sus desgastes que han provocado asimismo un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR