TOLVANERA / El disimulo

AutorRoberto Zamarripa

¿Puede un gobierno que detectó atrapado en una cañería a un peligroso capo enmendar la política contra las drogas?

¿O solo quiere un trofeo para la vitrina?

Las detenciones de capos no suponen el destrozo de sus negocios. Retoñan pronto las cabecillas y reponen rápido sus pérdidas.

La primera detención de El Chapo Guzmán en 1993 no supuso el derrumbe del Cártel de Sinaloa sino su reorganización pero sobre todo significó la reconformación de las estructuras, poderes y apropiación de territorios de los distintos cárteles de la droga.

La diferencia de 1993 con este momento, 21 años después, en la segunda detención de El Chapo tiene que ver con la sociedad.

Hoy se discute a nivel legislativo y social la posibilidad de despenalizar el consumo de mariguana y regularizar su comercio.

El debate y las propuestas puestas en juego no pueden minimizarse.

Junto con la detención de Guzmán Loera confluye ese ambiente de debate y la consolidación de un gobierno federal que ha pregonado disminuir la estridencia en el combate al narcotráfico acotando la violencia del Estado.

La docena panista en el gobierno sin duda cambió las condiciones de trato entre el Estado y los cárteles. La vieja escuela priista había mantenido una paz negociada, un mercado de drogas relativamente tutelado por distintas oficinas de gobierno que se distribuían la permisividad.

Vicente Fox fue la omisión encarnada en gobierno. El Chapo se fugó de la cárcel y retornó a un entorno criminal modificado. Crecieron los otros cárteles y la violencia se incrementó. Felipe Calderón atizó el avispero. Declaró una guerra donde el poder de la violencia del Estado inflamó las plazas del narco y dejó una estela de muerte y desapariciones, con comunidades heridas y postradas ante el poder criminal.

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"Los carros arreglados con clavo, doble fondo y tantas cosas más, las pipas de combustible igualmente arregladas, los túneles trasnacionales en la línea, la vía del mar a través de lanchas rápidas, barcos y submarinos. El uso de burros humanos, regularmente inmigrantes ávidos de cruzar la frontera y dispuestos a todo, u obligados por los narcos para que les ayudaran a pasar la droga; asimismo los aviones, y tantos y tantos medios más en el que destacaba la compra de la autoridad para que les abriera...

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