TOLVANERA / El botón de Gertz

AutorRoberto Zamarripa

"Más allá de mí, Olga Sánchez Cordero y Alejandro Gertz Manero deshonran el juramento de guardar y hacer guardar la Constitución en cada uno de sus excesos. La traición habita en ellos", escribe Julio Scherer Ibarra desde una condición extraña: la del rehén en libertad, la del perseguido simbólico (no está indiciado en ningún lado), la del hombre que espera en la fila de la guillotina.

Los golpes políticos y jurídicos de la 4T fueron articulados con extorsiones, según las indagatorias de la Fiscalía General de la República. El retorcido camino de la justicia que no llega, tiene que ver con una traición, un interés avieso por ayudar a los amigos que son en realidad los enemigos de la 4T, a decir del ex consejero jurídico de la Presidencia. Son las versiones del pleito que para unos derruye y para otros depura.

El fiscal, aliado con la ex secretaria de Gobernación, quiere a Scherer Ibarra en la cárcel, dice la denuncia escrita por el ex consejero presidencial donde sin ambages llama a Gertz delincuente. "Los delitos en los que ha incurrido son cada vez más evidentes: el uso de recursos públicos en sus asuntos personales y la persecución contra quien pueda resultarle un estorbo para resolverlos es una constante", escribe.

La polarización política alberga un conflicto mayúsculo en las alturas y el fiscal general, autónomo según la Constitución, configura esa extraña sensación de unir a todos con el adhesivo del temor, cuando en realidad él alberga la fragilidad.

Tumbar al fiscal es descarrilar al gobierno, dijo AMLO hace semanas. Ratificado así en su cargo desde la poderosa Mañanera, los senadores no incurren en equivocaciones. El que no tiene cargo es Scherer, quien lo ejerce es Gertz y la refugiada política es la colega Olga Sánchez. Por eso llama al fiscal a rendir cuentas pero se pone de tapete. Más servil que exigente.

Escribió Stefan Zweig en Fouché: "ser temido por las dos partes, ser cortejado por las dos partes y sentir temblar en su propia mano el fiel de la balanza siempre será el mayor de los placeres para este apasionado intrigante".

Con la evidencia inmensa de la crisis la oposición no aprieta sino afloja; no muerde sino medra. Toda la valentía de tribuna se deshilacha al primer soplido. Gertz, según las denuncias públicas, según las grabaciones exhibidas, ha usado su cargo para resolver un asunto personal doloroso: el castigo de los asesinos de su hermano. Suficiente para solicitarle su renuncia. Y si Gertz cae, habría un golpe...

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