TOLVANERA / 60

AutorRoberto Zamarripa

Hace 60 años -4 de enero de 1960- murió en un accidente automovilístico Albert Camus. En el alumbramiento cruzó la muerte anticipada. Lo finito e inevitable acompañó el nacimiento de la esperanza.

La década de los sesenta, la del encumbramiento de la utopía, estuvo inspirada en el pensamiento de Camus tanto en el sueño como en la pesadilla.

"Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga", recitó Camus al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1957. Su generación, definía, era "heredera de una historia corrompida -en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos, y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en la que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión".

Palabras actuales. La suya era la generación partida por la Guerra Fría. La subsecuente, la que hizo eco de sus pensamientos, fue osada y quiso no solo rehacer el mundo sino transformarlo de tajo.

En los sesenta junto al amor y paz sobrevino la utopía guerrillera. La rebelón pacífica, aplastada en México o Praga, diluida en Europa y Estados Unidos, sedimentó para rehacer décadas después la civilización con valores de respeto y tolerancia.

"Nadie puede morir en paz si no ha hecho todo lo posible para que los otros vivan", pregonó Camus. Y el legado de los sesenta, visto 60 años después, tiene que ver con el respeto al prójimo a pesar de que restauren los viejos odios raciales, de género, sociales y culturales. La generación de los sesenta hizo lo posible para que ahora vivan en condiciones diferentes minorías segregadas que asumen condiciones de mayorías dirigentes.

Alumbra ahora un ciclo donde de nuevo Camus es vigente.

Camus era un perpetuo solitario que creía, empero, en la labor de equipo. Lo abrevó del futbol donde era recordado como "especialmente hábil en los saques cortos y en el regate". (Albert Camus. Herbert R. Lottman. 1987).

La tuberculosis retiró de las canchas a los 17 años a un osado portero de futbol y entregó al arte a un gran escritor. "Aprendí...

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