Toluca ¿la bella?

AutorComisión de Derechos Humanos del Estado de México
Páginas8-10
Toluca ¿la bella?
En los últimos diez años, la zona metropolitana de Toluca crece sin parar, es
como una joven en pleno desarrollo y su extensión rebasó a pequeños pueblos,
convertidos ahora en sitios periféricos, semiurbanos e inmersos en problemas
de vialidad y basura, en donde su vida rural se transformó de manera drástica
con la llegada de nuevos y a veces, extraños vecinos.
Delegaciones y pueblos que hasta hace algunos años eran recorridos para
asistir solamente a sus fiestas patronales o bien para degustar platillos de fin
de semana, están ahora a la vuelta de la esquina, literalmente.
El crecimiento urbano trajo consigo servicios, algunos con muy baja calidad
como el transporte que se hizo más constante y hasta saturó avenidas y
carreteras.
Juanita Fernández, llegó desde el Distrito Federal al pueblo de San
Buenaventura hace 40 años “era una chamaca y fue mi tío el que convenció a
mi papá de vivir aquí, de comprar unos terrenos a parientes lejanos”.
Antes todo lo que se veía eran tierras de cultivo. Mi casa estaba rodeada de
milpas y de vez en cuando íbamos a Toluca para caminar por los Portales. De
pronto, en un santiamén, estuvimos rodeados de casas. Más adelante
construyeron escuelas y más casas, sin dejar espacios vacíos ni áreas donde
convivir, dijo.
¿Dónde jugarán los niños?
Hace diez años también en los distintos sitios y colonias de la capital del Estado,
los chicos del barrio que se reunían después de comer y salían a jugar una
“cascarita” de futbol, a los “encantados” o a la “roña”, el fin era reir y correr sin
parar. Todavía podían entrar a la casa del vecino sin mayor complicación o de
plano, desplazarse por varias cuadras a la redonda, sin temor alguno.
La situaci ón actual es bien diferente y hoy miles de personas saturan los
viejos pueblos de San Buena, Oztotitlán, Autopan, Calixtlahuaca y Tecaxic,
entre otros, convirtiéndolos en lugares no sólo de difícil tránsito sino carentes
de áreas para que los niños jueguen a sus anchas o convirtiéndolos en
estacionamientos y en paraderos.

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