Todos contra todos' o conciliación, la disyuntiva en la política mexicana

AutorTarcisio Navarrete Montes de Oca
Páginas95-156
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Conciliación en la dicotomía nación-partidismo
Nacionalidad que une frente a militancia
partidista que divide: la nacionalidad
por encima de militancia de partido
E
stablezco como talante, como columna rectora de este
trabajo, el principio de la preeminencia de la nacio-
nalidad sobre la militancia en un partido político. Bajo
esta convicción creo que podría impulsarse que crezca en
la voluntad de los contendientes, de los actores políticos
que se disputan cíclicamente el poder, una idea que flota
en el ambiente, pero que me permito pensarla para acer-
carnos a su definición estableciendo que es más preponde-
rante ser nacional de un país que militante de un partido.
Si esto se aplica en las negociaciones entre partidos, o
incluso ante la sociedad civil y el gobierno, podemos tener
un principio inspirador y rector que nos ayude a evitar
sectarismos o empantanamientos.
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TARCISIO NAVARRETE MONTES DE OCA
Con esto no propugno por un concepto de nación
cerrado, aislado, sin solidaridad con la región y el mundo.
Por el contrario, la mundialización me parece natural con
todo y sus claroscuros. Pero con este libro busco concen-
trarme en lo nacional, mirando hacia el interior de México,
para detectar las fisuras, los portillos, las separaciones
o divisiones que no son sino un obstáculo para avanzar
hacia la modernidad del país y a un desarrollo equilibrado
con más oportunidades para los que menos tienen.
Asumir el significado y compromiso que emana del
concepto de ser nacional de México, por el derecho que da
el suelo (ius soli), el que da la sangre (ius sanguinis) o por
adquirir dicha nacionalidad (naturalización), es no sólo
tarea del gobierno, de la autoridad, sino también de la
sociedad, del ciudadano y ciudadana.
No deja en la vida cotidiana de escucharse la voz de la
gente, la crítica que endereza a la autoridad, necesaria y
fundamental en una sociedad democrática. No debe ser de
otra manera. Por el contrario, debe haber más voces y más
demandas y exigencias de la gente ante su gobierno, por-
que democracia en sentido clásico es conducir un gobierno
por la gente, por los representantes elegidos por el pueblo.
En lo individual y en los colectivos sociales se habla
de reprobar la corrupción gubernamental, no importando
el nivel en que ocurra. Esto es bueno y necesario, pero
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"TODOS CONTRA TODOS"
también es coherente reflexionar sobre las acciones y
omisiones ciudadanas cuando éstas contravienen lo
justo y lo que establece la ley dañando, en ocasiones,
seriamente al país. Y esto pareciera que nos cuesta más
reconocerlo, combatirlo y evitarlo, pues es natural que
se enfilen más las baterías contra los gobiernos, sin per-
catarnos del daño que igualmente hacen los actos inde-
bidos como la evasión de impuestos, mordidas, etcétera,
por sabido no hace falta engordar la lista, actos nocivos
provenientes de los mismos ciudadanos, del mexicano
común. Bajo esta óptica, hace un año el poeta Javier
Sicilia criticó que la clase política no está a la altura del
ciudadano:
Sigue existiendo una brecha inmensa entre la clase política,
que no está a la altura de la emergencia y la realidad de los
ciudadanos; estamos peor que los animales, sin cobijo, sin
seguridad, y además si nos matan o desaparecen va a quedar
impune, a ese nivel estamos en este país, en el abandono, en
la orfandad total (Muedano, 2012).
Pienso en un esquema distinto, que no sea el seco y
simple de “los buenos y los malos”, el blanco y el negro.
Y me detengo a meditar, aparte de la constante y necesaria
crítica a la autoridad, sobre cómo asume su papel el ciuda-
dano. Porque a muchos nos quedan claros los límites y los

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