'Todo el puerto quedó chirundo'

AutorRolando Herrera

ACAPULCO.- En este puerto nadie se imaginó la magnitud del desastre. Ni 12 horas antes de que "Otis" tocara tierra, cuando era catalogado como tormenta tropical, ni meses atrás cuando inició la temporada de ciclones en el Pacífico y, mucho menos, hace años cuando se aprobaron las normas de construcción para hoteles y edificios de departamentos.

Nadie o, probablemente muy pocos, había sentido la fuerza de vientos soplando a 270 kilómetros por hora con un estruendo abrumador y una presión que, dicen algunos, les taparon los oídos en los baños donde se refugiaron o en el último cuarto donde las familias se abrazaron y arrinconaron muebles contra la puerta para que resistiera los embates.

Nadie se lo imaginó, ni siquiera aquellos que estaban obligados, por su cargo y responsabilidad, a prever el peor escenario. Nadie ordenó cargar los radios de intercomunicación de policías, bomberos y protección civil, tampoco a llenar de combustible los tanques de patrullas, ambulancias y vehículos oficiales, ni a establecer un protocolo de respuesta en cuanto las condiciones meteorológicas lo permitieran.

"No hay mando, no hay orden, todo es un desastre", resumió un agente de la Policía Estatal el sábado 28 de octubre, cuatro días después del impacto del huracán y cuando las autoridades comenzaban a desplegarse para intentar contener los saqueos.

Las 48 horas posteriores al impacto, Acapulco fue territorio sin ley. Ninguna autoridad asumió la responsabilidad de la seguridad pública y antes de que hubiera escasez de cualquier tipo de alimento la gente se volcó sobre las tiendas de conveniencia y autoservicio. Se llevaron alimentos y líquidos, pero también ropa, enseres domésticos, muebles, pantallas de televisión, refrigeradores, lavadoras, todo lo que había en exhibición y en bodega.

En esos días, los acapulqueños sólo hablaban de cómo habían vivido el paso del huracán y de los saqueos. "Para que quieren un refrigerador, ¿ahora que tenga hambre le van a dar una mordida?". "Mira, que yo sólo agarré cosas de comida, pero la gente se llevaba las pantallas, las computadoras". "Ya somos mundialmente conocidos como ladrones, si de por sí ya no venía el turismo internacional, ahora menos". "Esos que saquearon vinieron del DF y de Chilpancingo, se llevaron todo en camionetas", decían.

Durante los saqueos nadie tuvo rubor. Muchos se hicieron frente a la presencia de agentes de la Guardia Nacional o elementos de la Marina y Ejército, quienes durante los primeros días...

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